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Beato Juan Duns Escoto I Santo del día I Amén Comunicaciones

Beato Juan Duns Escoto

presbítero franciscano

«Dios, es Verdad de Verdades»

La Liturgia hoy, hace memoria del Beato Juan Duns Escoto, definido por el Papa San Juan Pablo II, como: “Cantor del Verbo Encarnado y Defensor de la Inmaculada Concepción”. Es precursor de su Dogma. Por su inteligencia brillante, es conocido con el nombre de “Doctor Sutil”
Nació en la ciudad de Duns (Escocia), año 1266. Su familia era muy devota de los hijos de San Francisco de Asís, quienes imitando a los primeros predicadores del Evangelio, llegaron desde los inicios de la Orden, a Escocia. Hacia el año 1280 Juan Duns Escoto fue admitido en la Orden
de los Frailes Menores por su tío paterno, fray Elías Duns, el vicario de la Vicaría de Escocia, recién fundada.

Estudios-docencia: Es el doctor Medieval más sobresaliente. En la Orden Franciscana perfeccionó su formación y la vida espiritual, amplió la propia cultura, dotado como estaba de una viva y aguda inteligencia. Ordenado sacerdote el 17 de marzo de 1291, fue enviado a París para completar los estudios. Por sus eximias virtudes Sacerdotales le fue confiado además el ministerio de la Confesión.
Obtuvo los grados académicos en la Universidad de París y comenzó su enseñanza universitaria, que prosiguió en Cambridge, Oxford y Colonia.
Fiel a la enseñanza de San Francisco, que en su Regla, prescribía a sus frailes, ser plenamente obedientes al Vicario de Cristo y a su Iglesia, rehusó firmar la invitación cismática de Felipe IV, rey de Francia, contra el Papa Bonifacio VIII. Por ese motivo fue expulsado de París. Siempre fue
eximio defensor de la suprema autoridad del romano Pontífice y tuvo un profundo y sincero amor por la Iglesia.

Doctrina: Su doctrina está en perfecta armonía con su espiritualidad. La teología alimentaba su vida espiritual y, a su vez, la vida espiritual consolidaba su teología.
Centró en Jesucristo todos sus pensamientos y afectos. La visión Teológica fuertemente Cristo céntrica, abre a la contemplación, al asombro y a la gratitud; él vivió el amor a DIOS y en grado sumo la contemplación.
En la reflexión cristiana se destacó como el Teólogo del Verbo Encarnado, Crucificado y Eucarístico. Afirmó que la Encarnación, es la obra mayor y más bella de toda la historia de la Salvación. Brilló sobre todo como el Teólogo defensor de la Inmaculada Concepción de María.
Defendió y fue fiel a la Verdad de la fe, a la luz de la razón humana.

Espiritualidad: Esencial para Duns escoto era Creer que Dios, está cerca de nosotros, nos ama en Cristo Jesús, y como tal debemos cultivar un profundo amor a ÉL. Iluminado por la fe, sostenido por la Esperanza e inflamado por la Caridad, vivió en íntima unión con Dios, “Verdad de verdades”: Tenía una capacidad extraordinaria de penetración en el Misterio de Dios y reflejaba la alegría plena de quien encontró un tesoro.

Fiel discípulo de San Francisco, gustaba contemplar y mediar el Misterio de la Pasión Salvífica de Cristo, expresión del Amor inmenso de Dios, revelado en el Calvario y en la Eucaristía. Era muy devoto de Ella, la contemplaba como el Sacramento de la Presencia real de Jesús. Después de Jesús, la Virgen Santísima ocupó el primer lugar en su vida.
Su santidad, el ejemplo de vida cristiana, (gastada para la Gloria de Dios) y la práctica de Virtudes heroicas, atrajo y atrae a numerosos fieles.

Muerte: desde el año 1307, en Colonia, se dedicaba a la vida regular, y a la predicación de la fe católica. Repentinamente lo sorprendió la muerte el 8 de noviembre de 1308. Fue Beatificado por el Papa San Juan Pablo II, el 20 de marzo de 1993, dijo de él: “Resplandeció hasta el final de sus días
como un fiel servidor de aquella Verdad que había sido su alimento Espiritual cotidiano. La asimiló con la mente en la meditación, y la difundió eficazmente con su palabra y sus escritos, revelándose un consumado maestro de inteligencia tan ardiente como sorprendente.” Llamado
por la posteridad: “Doctor del Verbo” y “Doctor Mariano”

Enseñanza para la vida:

El beato Juan Duns Escoto es un ejemplo de Amor grande y profundo a Dios, a la Santísima Virgen María, y a la Iglesia depositaria del mensaje Salvador de Jesús. Busquemos en nuestra vida ser fieles buscadores del Amor de Dios, acogernos al Amparo y protección de la Santísima Virgen María, defender y amar la Iglesia de Cristo.

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