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Santos Cornelio y Cipriano I Santo del día I Amén Comunicaciones

Santos Cornelio (papa) y Cipriano (obispo)

Mártires

«Testigos fieles del amor a Dios y a la Verdad»

Celebra hoy la Iglesia con carácter de Memoria obligatoria a San Cornelio (Papa) y San Cipriano Obispo) mártires. Los dos son celebrados en esta memoria desde antiguo. Amigos que, opuestos a a las herejías y blasfemias de su tiempo, dieron testimonio de su amor ante Dios y el mundo por la verdad y por eso murieron como mártires.

San Cornelio: oriundo de Roma (Italia) El nombre significa “Fuerte como un cuerno”. Debido a la violencia de la persecución de Decio, la sede pontifical de Roma estuvo vacante por más de doce meses después del martirio del Papa San Fabián, hasta que el sacerdote Cornelio fue elegido Papa, en el 251. Su elección no fue aceptada por Novaciano, pero Cornelio durante su vida hizo honor a su nombre porque afrontó con firmeza la rebelión y herejía de Novaciano, quien proclamó que la Iglesia Católica no tenía poder para perdonar pecados y que por lo tanto quien alguna vez renegó de su fe, nunca más podía ser admitido en la Santa Iglesia.

Afirmó, además que ciertos pecados como la fornicación e impureza y el adulterio, jamás podían ser perdonados. El Papa Cornelio se opuso y declaró que si un pecador se arrepiente en verdad y quiere empezar una vida nueva de conversión, la Santa Iglesia puede perdonarle sus antiguas faltas y admitirlo entre los fieles. San Cornelio fue apoyado desde África por San Cipriano y los
demás obispos de occidente.

Otros problemas del Papa fueron las divisiones internas y la persecución a los cristianos, que se intensificó de nuevo. El emperador Galo desterró el Papa a
Civitavecchia. San Cipriano, su gran amigo, le envió una carta donde le elogió, por poder gozar de la felicidad de sufrir por Cristo y por la gloria de su Iglesia, ya que ni uno sólo de sus cristianos renegó de su fe. El santo Papa sufrió muchas penurias, fatigas, y malos tratos en el destierro.
Fue decapitado (253) y enterrado en las catacumbas de san Calixto.

San Cipriano: Fue el Santo más importante del África y el más brillante de los obispos de este continente, antes de que apareciera San Agustín. Nació en Cartago (norte de África). Fue educador, conferencista y orador público. Tenía una inteligencia privilegiada, muy ágil para hablar en público y por su personalidad brillante, tenía gran ascendiente sobre los demás.

A la mayoría de edad, se convirtió al cristianismo por el ejemplo y las palabras de un santo sacerdote Cecilio. Se hizo bautizar y una vez bautizado hizo el juramento de permanecer siempre casto, y de no contraer matrimonio. Desde su conversión, descubrió que la Sagrada Biblia tiene grandes enseñanzas, se dedicó a estudiarla y renunció a la lectura de autores mundanos. Hizo un bello. comentario sobre el Padrenuestro, que no ha sido superado por otro autor, se ordenó como
Sacerdote. En el año 248 murió el obispo de Cartago, el pueblo y los sacerdotes lo aclamaron como el nuevo obispo de Cartago. Quería huir o esconderse pero vio que era inútil, oponerse ante la voluntad del pueblo y aceptó el cargo diciendo: “Me parece que Dios por medio del clamor del pueblo, y de la aclamación de los sacerdotes, expresó su Voluntad”.

En el año 251, Decio el emperador decretó una terrible persecución contra los cristianos, con el fin de acabar con los obispos y destruir los libros sagrados. Cipriano, huyó y se escondió, pero desde su escondite envió cartas a los creyentes invitándolos a no abandonar la religión. Año 252, llegó la peste del tifo negro a Cartago y murieron centenares de cristianos. Él ayudó a los vivos, vendió lo más
valioso de la casa episcopal y fortaleció los sermones sobre el valor de la limosna.

En el año 257 el emperador Valeriano decretó una fuerte persecución contra los cristianos. Destierro para todo creyente que asistiera a un acto de culto cristiano, y pena de muerte para cualquier obispo o sacerdote que se atreviera a celebrar una ceremonia religiosa. Cipriano fue desterrado y como siguió celebrando ceremonias religiosas, en el año 258, fue condenado a muerte.

En el juicio previo a la ejecución, sostuvo su posición, dijo: “Yo soy cristiano y soy obispo. No reconozco ningún otro Dios, sino al único y verdadero Dios que hizo el cielo y la tierra”. Le pidieron ofrecer sacrificios a los dioses, respondió: “No lo haré nunca”. De inmediato vino la sentencia: “Queda condenado a muerte, le cortarán la cabeza con una espada” Al oír la sentencia, exclamó: “Sean dadas Gracias a Dios”. En el sitio donde lo iban a matar, mandó regalarle 25 monedas de oro al verdugo que le iba a cortar la cabeza.

Los fieles colocaron sábanas blancas en el suelo para recoger su sangre y llevarla como reliquias. El santo obispo, se vendó el mismo los ojos y se arrodilló. El verdugo le cortó la cabeza con un golpe de espada. (septiembre 14-258). Esa
noche los fieles llevaron en solemne procesión, con antorchas y cantos, el cuerpo del glorioso mártir para darle honrosa sepultura.

Enseñanza para la vida:

En todo proyecto de vida, en toda acción que realicemos, en el compromiso de ser evangelizadores y testigos de Jesús, necesitamos ser perseverantes, a pesar de la oposición, incomprensión y de las contrariedades que se nos presentan.

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