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Santa Teresita del Niño Jesús I Santo del día I Amén Comunicaciones

Santa Teresita del Niño Jesús

Virgen y doctora de la Iglesia

«Seré carmelita para salvar las almas y rezar por los sacerdotes»

Celebra hoy la Iglesia la memoria obligatoria de Santa Teresita del Niño Jesús y la Santa Faz religiosa Carmelita descalza, Patrona Universal de las Misiones (declarada por el Papa Pío XI), quien la llamó “La Estrella de mi Pontificado, un huracán de gloria”.

María Francisca Teresa nació en Alençon, (Francia), el 2 de enero de 1873. Sus ejemplares padres fueron Luis Martin, un relojero de Alençon y Celia María Guérin, costurera. Los dos canonizados por el Papa Francisco el 18 de octubre de 2015. Teresa tuvo una infancia feliz. “Mis recuerdos más antiguos son de sonrisas y caricias de ternura”, dice ella misma.

Era viva e impresionable, última de cinco hermanas. Admiraba mucho
a sus padres: A los 4 años murió su madre, así se truncó su felicidad de la infancia y pesó sobre ella una sombra de tristeza, aunque la vida familiar siguió siendo con mucho amor. Padre e hijas, se trasladaron para Lisieux, donde se desarrolló la vida de la santa. Educada por sus hermanas sobre todo por la segunda, y por su padre, que le inculcó una ternura materna y paterna a la vez.

Con él aprendió amar y socorrer a los pobres, amar la naturaleza, a rezar. Tenía 9 años y Paulina su hermana, (su segunda mamá), entró como carmelita en el monasterio de la ciudad. Teresa sufrió mucho, pero, en su sufrimiento, adquirió la certeza de que ella también estaba llamada al Carmelo. Atacada por una enfermedad nerviosa, se curó por una gracia divina, que ella misma definió como “la sonrisa de la Virgen”.

Recibió la primera Comunión, y puso a Jesús Eucaristía en el centro de su vida. La “Gracia de Navidad” de 1886 marca un giro de 180 grados, llamada por ella su “completa conversión”. Se curó de su hipersensibilidad infantil e inicia una “carrera de gigante”. A la edad de 14 años, Teresa se acerca cada vez más, con gran fe, a Jesús crucificado.

Ora por la conversión de un pecador condenado a muerte. Es su primera experiencia de la maternidad espiritual. Con solo 15 años, estaba convencida de su vocación: entrar al Carmelo. pero al ser menor de edad no se lo permitían. Decidió peregrinar a Roma con su padre y Celina su hermana y pedir al Papa permiso de entrar al Carmelo. Él le dijo: “Entraréis, si Dios quiere”. 

Un año después, el 9 de abril de 1888 su deseo se realizó: se hizo carmelita, “para salvar las almas y rezar por los sacerdotes”. En ese momento comenzó la dolorosa y humillante enfermedad mental de su padre. El sufrimiento la llevó a contemplar el rostro de Jesús en su Pasión. El nombre de religiosa: Sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, expresa el programa de toda su vida, en la comunión con los misterios centrales de la Encarnación y la Redención.

Su profesión religiosa, en la fiesta de la Natividad de María, el 8 de septiembre de 1890, fue para ella un verdadero matrimonio espiritual en la «pequeñez» del Evangelio, caracterizada por el símbolo de la flor: “Qué fiesta tan hermosa la de la Natividad de María para convertirme en esposa de Jesús”, afirmó. En Oración a
Jesús, le pedí el don de su Amor Infinito. Don de ser la más pequeña y la salvación de todos los hombres. La espiritualidad creada por Teresa es llamada “teología del pequeño camino» o de la infancia espiritual, que basa la práctica del amor a Dios no en grandes acciones, sino en los pequeños gestos cotidianos, incluidos los insignificantes. El centro de esta espiritualidad está en el saber que el hombre, aún en su pequeñez, termina divinizado por la Gracia de Dios.

Esencia del Caminito es el Abandono fruto de la humildad y la Confianza en la Misericordia y Amor de Dios. Las hermanas del Carmelo no la comprendieron, ella declaró: “He recibido “más espinas que rosas”; pero acepto con paciencia las injusticias y persecuciones que sufro, el dolor y las fatigas por mi enfermedad, lo ofrezco por “las necesidades de la Iglesia” y “para lanzar rosas sobre todos, justos y pecadores”.

Según San Juan Pablo II y Benedicto XVI, lo específico de su espiritualidad es la total apertura al amor de Dios, la capacidad de responder a este amor incluso
en la “noche” del espíritu. En la fiesta de la Trinidad, se ofreció como víctima de holocausto al Amor Misericordioso y recibir de Dios, el amor que le falta, para completar todo lo que quiere hacer. Ante la enfermedad, vive el Abandono, lo llama “La noche de la fe”.

Al leer la primera Carta a los Corintios 13, dice: Mi vocación es el Amor, que lo es todo, lo abarca todo, es eterno. Vivió el amor más grande en las cosas más pequeñas de la vida diaria, realizó su Vocación de ser el Amor en el corazón de la Iglesia.

Se le desarrolló, a los 23 años la tuberculosis y murió el 30 de septiembre de
1897 en brazos de sus hermanas del Carmelo. Sus últimas palabras fueron: “Dios mío os Amo” Sostenía y miraba el Crucifijo que tenía en sus manos. Beatificada, el 29 de abril de 1923 y Canonizada el 17 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI. Proclamada “Doctora de la Iglesia” por el Papa Juan Pablo II el 19 de Octubre de 1997 (Día de las misiones).Tubo gran talento para escribir, entre sus obras está
“Historia de un alma”, (autobiografía), es famosa y ha llevado a la conversión muchas almas. Cartas (cerca de 250), a familiares y amigos, muestran su espiritualidad. Poemas uno de ellos “Como Vivir de Amor”. Oraciones, muestran la consagración a Dios. Recreaciones Piadosas (para pequeñas obras de teatro).

Enseñanza para la vida:

La santidad se puede alcanzar en las pequeñas acciones de la vida cotidiana hechas con Amor a Dios. La Oración. El Abandono y la Confianza en el Amor Misericordioso del Padre Dios, son armas poderosas para llegar a ser santos.

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