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Santa Beatriz da Silva I Santo del día I Amén Comunicaciones

Santa Beatriz da Silva

Virgen fundadora

«La santa del silencio»

Hoy la liturgia hace memoria de Santa Beatriz da Silva. Fue una religiosa católica portuguesa que fundó la Orden de la Inmaculada Concepción (Concepcionistas Franciscanas), dedicada a la oración contemplativa. Dejó la vida de la nobleza, (era del linaje de los reyes de Portugal), para servir al Señor en la vida Consagrada. Nació en 1426 en Ceuta (Norte de África) Reino de Portugal. Fueron sus padres Ruy Gómez da Silva y doña Isabel de Meneses, hija del conde de Viana.

Tuvieron 11 hijos. La madre de Beatriz, siguiendo la tradición familiar, era muy devota de la Orden de San Francisco y por ello encomendó la educación religiosa de sus once hijos a los padres franciscanos, que sembraron en sus almas un amor especial a la Inmaculada Concepción. En 1433, su padre fue nombrado Alcalde de la ciudad de Campo Mayor, también Beatriz se trasladó con la familia desde Ceuta. El quinto de los hermanos de Beatriz, llamado Juan y luego Beato Amadeo de Silva, tomó el hábito de San Francisco y fundó la asociación llamada de los “amadeístas”.

Ella en 1447 viajó a Castilla para convertirse en la dama de la reina doña Isabel, segunda mujer del rey Juan II de Castilla, padres de Isabel la Católica. Tenía cerca de 20 años. Dada su virtud y belleza, despertó la admiración de los nobles y la envidia de otras cortesanas y a su vez la reina sentía envidia y veía en ella una rival, ordenó encerrarla por tres días. En medio de la oscuridad se encomendó a la Virgen.

Tuvo una visión de Ella vestida de hábito blanco y manto azul y el niño Jesús en brazos. La animó, consoló y le pidió “fundar una Orden consagrada a honrar el Misterio de su Inmaculada Concepción” El hábito de las monjas sería el mismo que ella lucía, blanco y azul. Gracias a la intervención de su tío, fue liberada del encierro. Beatriz dijo: “La reina del Cielo me liberó de aquella prisión”, se ofreció como su servidora y se consagró a Ella.

A los tres días Beatriz salió y abandonó la corte real que estaba en Tordesillas (Valladolid) e ingresó como seglar en el monasterio cisterciense de Santo Domingo el Real, en Toledo, en el que durante 30 años se dedicó únicamente a Dios. Ofreció a Dios su virginidad, permaneció con el rostro cubierto siempre con un velo blanco, no sólo en señal de penitencia sino, sobre todo, de una total consagración al Señor, llevó una vida ejemplar y santa.

Esperaba en fe, la hora de poder llevar a cabo la misión encomendada por la Santísima Virgen Inmaculada. Durante la permanencia en Toledo conoció a la Reina Isabel la Católica, quien simpatizó con Beatriz por su vida de Santidad. Después de estos casi treinta años de dedicación a Dios, decidió abandonar el Monasterio de Santo Domingo y con la ayuda de la Reina Isabel la Católica, decidió fundar un nuevo Monasterio, que fue la primera sede de la Orden de la Inmaculada Concepción. Con 12 compañeras fue a vivir a la casa Palacios de Galiana y la Iglesia de Santa Fe, que recibió de la Reina Isabel la Católica, en Toledo.

Por cinco años vivió en Santa Fe, sin profesar ninguna orden religiosa, ni bajo ninguna regla aprobada por la Iglesia. Fue una experiencia nueva dentro del monacato femenino de aquella época. Finalmente a petición de ella y de la Reina Isabel, la protectora, el 30 de abril de 1489, consiguió del Papa Inocencio VIII la aprobación de un Monasterio dedicado a la Concepción de la Bienaventurada Virgen María.

Era el comienzo de un camino, un divino camino. Ella aprobó las principales reglas. Sin embargo, antes de que se iniciara a la vida regular en el nuevo monasterio, murió Santa Beatriz el 17 de septiembre 1492. Al descubrir su rostro para darle la Santa Unción, una estrella resplandeciente apareció en su frente, mientras que su rostro se presentaba como el de una persona que está en el Cielo. La Orden comenzó a florecer con muchas vocaciones y se fundaron otros Monasterios.

Se difundió rápidamente por diversas naciones europeas y después también en América. Actualmente, está formada por unas 3.000 religiosas que viven en 150 monasterios en el mundo. El culto a Santa Beatriz fue confirmado por Pío XI el 28 de julio de 1926 cuando la proclamó Beata. Fue canonizada el 3 de octubre de 1976 por el Papa San Pablo VI y sus restos se conservan para pública veneración en la Casa Madre de Toledo en España. Se conoce como “la dama del rostro velado” y “la Santa del silencio”.

Enseñanza para la vida:

Vivimos en la sociedad del ruido, que nos aturde y nos impide escucharnos a nosotros mismos, escuchar a los otros y sobre todo escuchar a Dios que nos habla. Busquemos fortalecer el silencio y seremos personas de paz, serenas, alegres.

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