Santa Ángela de Mérici
Virgen fundadora
«Sí, Dios mío, yo te amo»
Patrona de los enfermos, desamparados y huérfanos.
Nació en Dasenzano, (Italia), el 21 de marzo de 1471, en el seno de una familia campesina donde todos los días se leía la vida de un santo, esto enfervorizaba su corazón, y le hizo consiente de la permanente presencia de Dios con nosotros.
A los nueve años consagró a Dios su virginidad, he hizo voto de guardarla, renunció a los adornos mundanos y solo le interesaba complacer a Jesús.
Quedó huérfana cuando aun era una niña, esto causo gran impresión en su vida, creyó desconfiar de la providencia divina por lo cual pidió perdón.
Su infancia fue muy sufrida y tuvo que trabajar duramente, pero esto la hizo fuerte y la volvió comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.
Ingreso en la tercera orden de san Francisco, y reunió un grupo de jóvenes a las que instruyó en la práctica de la caridad. Vivió en el mundo como perfecta religiosa.
Hacia penitencias rigurosas, usaba cilicio, se flagelaba y ayunaba con frecuencia. Dormía en una tabla o en el suelo, comía pan, agua y verduras, pero su principal alimento era la eucaristía diaria.
Realizo solo estudios de primaria, y llegó a ser consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes, gracias al don de consejo dado por el Espíritu Santo.
Tenía el don de recordar todo lo que leía, hablaba muy bien el latín, conocía el significado de pasajes difíciles de la biblia. Se aventuró a largas peregrinaciones, llegando hasta Tierra Santa, aunque sólo pudo admirarla con los ojos de la fe, porque una misteriosa ceguedad la atacó precisamente durante su estancia en Palestina.
Ante los estragos por las enseñanzas de Lutero, Angela consideró que la ignorancia es la gran plaga de la iglesia, y organizó la educación de las niñas, así como san Ignacio de Loyola lo hizo por los jóvenes. A ellos, Europa debe la conservación de la doctrina católica.
Fundó la comunidad de las Hermanas Ursulinas, en honor de santa Úrsula, mártir del siglo IV, quien dirigía un grupo de muchachas que dieron su vida por defender su religión y su castidad.
A santa Angela le impresionaba que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no sabían casi nada de religión, Por eso organizó a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.
La caracterizó su gran paciencia, amabilidad, atendía con esmero a los pobres, enfermos e ignorantes y repartió todos sus bienes entre los más necesitados por amor a la pobreza, y termino viviendo de limosna.
Afirmaba: “Si alguna persona por su estado de vida no puede vivir sin riquezas, y posesiones, que al menos mantenga su corazón vacío del amor a estas.” Fundó en Brescia una sociedad de mujeres, dedicadas a la formación cristiana de las niñas pobres, y a visitar enfermos y necesitados.
Al morir Santa Ángela de Mérici, el 27 de enero de 1540 en Brescia, las últimas palabras fueron y resumen su vida: «Sí, Dios mío; yo te amo».
Fue canonizada por el Papa Pio VII el 24 de mayo de 1807.
Enseñanzas para la vida:
El buen ejemplo: Santa Angela fue ejemplo se santidad y modelo de virtud para todos los que le rodeaban, su mayor predicación fue su testimonio y el buen ejemplo de una vida integra. Pidamos a Dios la gracia de tener coherencia de vida en todas nuestras acciones.
Todo para la gloria de Dios: santa Angela, vivió situaciones muy difíciles desde su infancia, sin embargo, busco agradar a Dios en todas sus obras; también nosotros debemos buscar primero la gloria de Dios y todo lo demás se nos dará por añadidura, Dios no se deja ganar en generosidad, si tus haces algo por Dios, Él lo hará todo por ti.
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