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San Ramón Nonato I Santo del día I Amén Comunicaciones

San Ramón Nonato

Mercedario

«Modelo de caridad a toda prueba»

La Liturgia hoy, hace memoria de San Ramón Nonato, patrono de las mujeres embarazadas y los bebés no nacidos. Se le llama Nonato (no-nacido) porque nació después de morir su madre, quien murió al dar a luz. Luego de su muerte le hicieron cesárea para que el niño naciera. Nació de noble familia en Portell, Cataluña (España), año 1204. La buena y alta situación de su padre, le posibilitó crecer en buen ambiente y formación, aunque sin el cariño y los cuidados de una madre.

Cuentan que tenía desde joven devoción especialísima a la santísima Virgen, con frecuencia la
visitaba en la ermita de san Nicolás donde pasaba ratos mientras sus rebaños pastaban. Su padre quiso irlo incorporando poco a poco a las tareas de administrar sus posesiones y por eso se fue a Barcelona para aprender letras y números. Allí tuvo ocasión de entablar amistad con Pedro Nolasco, (comerciante) y de compartir con él los deseos de fidelidad a la fe cristiana vivida con radicalidad, llegando incluso a considerar la posibilidad de ser religiosos. El padre lo encargo de la explotación de varias fincas en Portell. Dice la crónica que la misma Virgen María le comunicó su deseo de que ingresara en la recién fundada Orden de la Merced.

Con el permiso de su padre, muy joven entró en la Congregación de Padres Mercedarios, dedicada a rescatar cautivos que los mahometanos llevaban presos a Argel. Lo recibió el fundador de la Comunidad, San Pedro Nolasco. Noviciado, profesión, ordenación sacerdotal y ministerio en el hospital de santa Eulalia sucedieron con la normalidad propia de quien tiene prisa para cumplir el cuarto voto mercedario,  consistente en redimir a los cautivos y servir de rehén en su lugar si es necesario.

Progresó muy rápido en la virtud y a los tres años después de profesar, sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de «redentor o rescatador de cautivos». Fue enviado con una gran cantidad de dinero para  rescatar a los católicos que estaban esclavizados por los musulmanes en África. Allá lo gastó todo en conseguir la libertad de muchos cristianos y enviarlos otra vez a su patria de donde habían sido llevados secuestrados por los enemigos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció él mismo para quedarse como esclavo y liberaran a algunos católicos que estaban en grave peligro de perder su fe y su religión por causa de los atroces castigos que los mahometanos les infligían. El sacrificio de Ramón, exasperó a los infieles quienes lo trataron con gran crueldad.

Entre los musulmanes está absolutamente prohibido hablar de la religión católica y Ramón se dedicó a instruir en la religión a sus compañeros de esclavitud y aun algunos mahometanos se convirtieron y bautizaron. Ante esto le aumentaron los tormentos, lo azotaban y dejaban casi muerto. El magistrado principal, temiendo que si el santo moría no se podía obtener la suma de dinero estipulada por la libertad de los prisioneros, ordenó que fuera tratado más humanamente, con la esperanza de que Ramón volviera a España y trajera más dinero para rescatar cristianos, lo dejó en libertad.

Una vez más él hablaba de la religión, a cuantas personas podía y esto hizo arder en cólera a los mahometanos, lo volvieron a encarcelar y como no se callaba, le amarraron la cara a una correa a la cual le echaron candado, para que no pudiera hablar, solo lo abrían cuando iba a comer, era la orden del gobernador y él guardaba la llave del candado. En esa angustiosa situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo enviar el dinero y a algunos miembros de su Orden para recatarlo.

San Ramón quería quedarse para asistir a los esclavos en África, pero obedeció la orden de su superior y pidió a Dios que aceptara sus lágrimas, ya que no le había considerado digno de derramar su sangre por las almas de sus fieles. Regresó a España en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció indiferente a ese honor que él no buscó, no cambió ni sus vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, y emprendió el viaje como el religioso más humilde. Solo llegó hasta Cardona a 10 kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le ocasionó la muerte el 31 de agosto de 1240, tenía cerca de 36 años. Cardona se transformó en meta de peregrinaciones.
Fue sepultado en la capilla de San Nicolás de Portell. El Papa Alejandro VII lo canonizó en 1657.
San Ramón Nonato es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de
su nacimiento. A él rezan las mujeres que van a tener un hijo, para que les conceda la gracia de dar a luz sin peligro. Vivió la caridad a toda prueba, con quienes sufrían.

Enseñanza para la vida:

Predicar el Evangelio, hablar de Jesús, es un llamado por la condición de bautizados. No debemos callarnos, por respetos humanos, intrigas, persecución, es hacerlo a tiempo y a destiempo, con valentía, apoyados en la confianza en Dios.

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