San Mauricio, (el tebano) y compañeros mártires
«Ejemplo de fortaleza y firmeza en la fe»
La Liturgia hoy, recuerda a San Mauricio y sus compañeros mártires, soldados romanos, que al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano.
San Mauricio era el oficial cristiano comandante de la Legión Tebana. Hombre de
honor que no dudó en mantenerse firme en sus principios y en su fe, aunque eso le costara la vida. Nació en Tebas (Egipto), siglo III.
A fines del siglo III, varios miles de pobladores de las Galias, se levantaron en armas, y el Augusto Maximiano Hércules quien había sido vinculado al Imperio por Diocleciano, (ambos feroces enemigos de los cristianos, que decretaron la última y
más terrible de las persecuciones) salió de Roma a las Galias frente a un gran ejército para reprimir a los pueblos sublevados.
En las tropas figuraba la Legión Tebana, compuesta en su totalidad por soldados cristianos, reclutados en el alto Egipto, que estaba al mando de Mauricio.
Antes de marchar a su destino, Mauricio visitó al Papa Marcelo, para su bendición. Cuando el ejército llegó a Octadura, actual Martigny en el Valais junto a los Alpes suizos, Maximiano ordenó ofrecer un sacrificio a los dioses, para implorar su protección en la campaña que iba a realizar y obtener el triunfo en la expedición. Los miembros de la Legión Tebana, rehusaron sacrificar, se apartaron del resto del ejército y se fueron a acampar a Agauna (hoy se llama Saint Maurice-en-Valais en honor a San Mauricio), entre las montañas y el río Ródano, cerca del lado oriental dellago Leman.
Maximiano montó en cólera al conocer el motivo de la deserción y dio la orden de
que los legionarios rebeldes fueran diezmados y los pasaran a espada. Así, un hombre de cada diez fue sacrificado. Los sobrevivientes, reafirmados en su fe, y se animaron a sufrir todos los tormentos antes que renegar de la verdadera religión.
Cumplida la sentencia, una vez más, Maximiano pidió a los tebanos acatar las órdenes o serían diezmados nuevamente, pero la respuesta de todos sin faltar uno, fue que estaban dispuestos a sufrir cualquier penalidad, antes que tomar parte en un culto contrario a su religión.
En aquella general manifestación de fe, los legionarios fueron alentados y asesorados, sobre todo, por tres de los oficiales: Mauricio, Exuperio y Cándido. Maximiano llegó en persona al campamento de los rebeldes para advertirles que no confiaran en salvarse una vez pagado aquel segundo diezmo, puesto que, si persistían en su desobediencia, ni un solo hombre de la legión quedaría con vida.
Los soldados comisionaron a uno de los suyos para que respondiera a Maximiano en nombre de los demás, con todo respeto, le dijo: no podemos faltar al juramento prestado a Dios, que es nuestro creador, obedeceremos al emperador siempre que la fe no nos lo impida, acataremos sus órdenes que no vayan contra nuestra Ley, Confesamos a Dios Padre por encima de todo.
Ante la obstinación de los soldados ordenó al resto del ejército que cercara la legión tebana y los exterminaran a todos. La matanza fue desastrosa. El sitio en que supuestamente tuvieron lugar estos hechos, conocido como Agaunum, es ahora la sede de la abadía de Saint Maurice, en el cantón suizo de Valais. Ellos combatieron con valentía pero al rehusar obedecer la orden de perseguir a los cristianos, fueron ejecutados, San Mauricio decapitado.
Recibieron la corona del martirio los santos: Mauricio, Exuperio, Cándido, Víctor y todos los demás compañeros de la Legión Tebana que se negaron a acatar las órdenes de Maximiano, era el año 287. En Agaunum, hoy está la Abadía de San Mauricio, (Valais Suiza). Desde el siglo IX en Roma y en toda la cristiandad, se celebra la fiesta de San Mauricio y compañeros mártires. San Teodoro obispo de
Valais, hizo exhumar los restos de los mártires tebanos y ordenó construir en su honor una pequeña Basílica.
Estos mártires son venerados en muchas partes del mundo y se conservan reliquias en varias Iglesias; (Viena, el Escorial, catedral de Toledo).En Francia numerosos municipios llevan el nombre de Saint Maurice. La orden militar de Saboya lo tiene como su Protector. Es venerado en la Iglesia Católica y Copta (Egipto). San Mauricio, es ejemplo de gran fortaleza y firmeza en la fe, para que su ejército permaneciera fiel a Dios y sus mandatos.
Enseñanza para la vida:
La fortaleza, la firmeza en la FE, nos llevan a ser fieles a la Palabra de DIOS, a seguir su Voluntad y cumplir sus exigencias como cristianos auténticos.
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