San Justino Mártir
Celebra hoy la liturgia de la Iglesia la memoria obligatoria de San Justino mártir. Es el apologista griego más
importante de los antiguos escritores cristianos del siglo II. Hombre de Sabiduría que al conocer la Verdad
del Evangelio, decidió dar testimonio tanto de palabra, como de obra.
Se propuso defender la nueva religión de las graves acusaciones de los paganos y los judíos y difundir la
doctrina cristiana de una manera adecuada a la cultura de su tiempo. Como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica sabiduría que conoció en la verdad de Cristo, la cual confirmó con sus costumbres, y defendió con sus escritos.
Etimológicamente: Justino significa “aquel que obra con justicia” (es de origen latino).
Justino nació en el año 100, en Flavia Neápolis, antigua Siquem (Samaria). Sus padres eran paganos de origen Griego, y le dieron una excelente educación en filosofía, literatura e historia; esta formación le permitió desarrollar su pensamiento crítico e hizo que en él creciera el deseo de buscar y encontrar la verdad.
Durante mucho tiempo la buscó y el itinerario de su conversión a Cristo, pasó por un peregrinaje a través de
las diferentes escuelas de la filosofía griega. Él nos refiere que probó primero la escuela de un estoico,
luego la de un peripatético y finalmente, la de un pitagórico. Ninguno de estos filósofos, lo convenció. El
estoico no le dio explicación alguna sobre la esencia de Dios. El peripatético le exigió de inmediato el pago
de la matrícula, por tanto, no asistió más a sus clases. El pitagórico le exigió que estudiara primero geometría, música y astronomía, pero Justino no sentía inclinación hacia estos estudios. El platonismo, por su parte, le atrajo por un tiempo. Por último, como él mismo dice en los primeros capítulos de su Diálogo con Trifón, un anciano con el que se encontró en la playa del mar, primero lo confundió, le demostró la incapacidad del hombre para satisfacer solo con sus fuerzas la aspiración a lo divino. Lo convenció de que la filosofía platónica no podía satisfacer al corazón del hombre y le explicó que acudiera a los «profetas, para poder encontrar el camino de Dios, ellos son los únicos que han anunciado la verdad.»
Al despedirse, el anciano le aconsejó que orara para que pudiera recibir el conocimiento que solo Dios, podía dar. Afirma san Justino en el diálogo, que de inmediato sintió que se encendía un fuego en su alma y se apoderó de él un gran amor a los profetas, e inició la lectura de las Sagradas Escrituras. Este relato constituye el episodio crucial de la vida de san Justino: al final de un largo camino filosófico de búsqueda de la verdad, llegó a la fe cristiana. Así fue como Justino descubrió el cristianismo, y a los 30 años se convirtió y se hizo bautizar. “En el cristianismo encontró la única filosofía segura y provechosa”.
Luego de su conversión, que parce ser fue en Éfeso, dedicó su vida a la defensa de la fe cristiana. Se
vistió el «pallium», manto usado por los filósofos griegos, y se dedicó a viajar en calidad de predicador
ambulante, para proclamar al mundo la nueva religión.
Escribió el diálogo de Tritón y dos Apologías, (en defensa del cristianismo, con argumentos racionales). En ellas, ilustró todo el proyecto divino de la creación y de la salvación que se realizó en Jesucristo- En la primera hizo una crítica implacable de la religión pagana y de sus mitos, que veía como unas «desviaciones» diabólicas en el camino de la verdad. Las dos Apologías son el documento más importante, pues gracias a estos escritos sabemos cómo era explicado el cristianismo en ese tiempo y cómo se celebraban los ritos litúrgicos, de la administración del Bautismo y la celebración de la Eucaristía. No son argumentos filosóficos, sino testimonios conmovedores de cómo era la vida en la primitiva comunidad cristiana, donde Justino era feliz de pertenecer.
Llegó a Roma durante el reinado de Antonino Pío, y fundó allí una escuela, donde iniciaba gratuitamente a los alumnos en la nueva religión, que consideraba como la verdadera filosofía, pues en ella descubrió la verdad y, por tanto, el arte de vivir de manera recta. Encontró en Roma, además, un fogoso adversario en la persona del filósofo cínico Crescencio, al que había acusado de ignorancia. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su apología en favor de la religión cristiana, fue conducido ante el prefecto Rústico, amigo de Marco Aurelio. Justino se sostuvo en su declaración pública que era seguidor de Cristo y lo será hasta la muerte. A sus compañeros, cuando les preguntó si se declaraban cristianos, respondieron que preferían morir, antes que dejar de ser seguidores de Cristo.
Por confesar y sostener públicamente ser cristiano, Justino y sus seis amigos (cinco hombre y una
mujer), fueron torturados, azotados cruelmente y finalmente decapitados en el año 165.
Un antiguo documento afirma; «Algunos fieles recogieron en secreto los cadáveres de los siete mártires, les dieron sepultura, y se alegraron que les hubiera concedido tanto valor, Nuestro Señor Jesucristo”»
Enseñanzas para la vida:
San Justino es un auténtico testigo y modelo de la fidelidad y firmeza en la fe. En su búsqueda de la verdad, descubrió que el hombre es incapaz de hallar por sí solo el camino de Dios. En la lectura de la Palabra de Dios, encontró la fe cristiana y se convirtió en fiel seguidor de Jesús.
Hoy, una época caracterizada por el relativismo en el debate sobre los valores, en la abundancia de ideologías, San Justino nos invita y da una lección para no dejarnos llevar por las corrientes de pensamiento, y los falsos profetas que nos desorientan.
Es el llamado a Orar y recibir la Luz que el mismo Dios nos da y nos lleva hacia Él, para conocerlo, amarlo y ser testigos de la vida nueva que nos trajo Jesucristo.
Oración de fe ante las pruebas:
Oh buen Jesús, gracias por permanecer a mi lado, sobre todo en los momentos en los que me iento derrotado por las dificultades y problemas.
Señor cómo sé que cuento con tu bendición y protección, en medio de las tribulaciones, vengo a TI, con toda confianza, esperanza y la seguridad de tu gran bondad y tu amor sin límites. Me acerco a TI con gran FE, y te coloco mi vida, mi familia, mi hogar, el trabajo, mis proyectos, necesidades, sufrimientos y dolores que estoy viviendo, porque sé que solo con tu ayuda puedo solucionarlos y afrontarlos. Señor te pido humildemente que me des fortaleza y sabiduría para salir adelante y no desfallecer.
A veces siento que pones a prueba mi FE, tambaleo, dudo, me lleno de desesperanza y tristeza, pero con la luz de tu Santo Espíritu, comprendo que debo ser paciente, no dudar de tu gran amor y misericordia, y ante el aparente silencio, no desconfiar, porque sé qué TÚ no me abandonas y siempre estás a mi lado.
Oh mi buen Jesús, te pido me llenes de amor, luz, esperanza y la FE, que necesito. . No te apartes de mi lado, protégeme, bendíceme y líbrame de todo mal y peligro.
AMÉN
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