Inicio / Crece en la fe / San Juan de Brito I Santo del día I Amén Comunicaciones
Generic filters

Filtro

filtro crece en la fe
filtro vive con sentido
filtro BUENAS NOTICIAS

San Juan de Brito I Santo del día I Amén Comunicaciones

San Juan de Brito

Presbítero jesuita, mártir

«Gran dedicación, amor y servicio por los enfermos»

Juan de Brito nació el 1 de marzo de 1647 en el seno de una familia noble de Lisboa, Portugal.
Desde niño entró al servicio de la corte del Rey Juan IV.
Fue educado por los Padres Jesuitas, ellos tenían a cargo la formación de los niños pertenecientes a la corte real.

Cuando tenía 11 años padeció una grave enfermedad que los médicos no pudieron curar.
Juan se encomendó a San Francisco Javier, el apóstol de las Misiones de Oriente, como le habían enseñado los jesuitas y pudo recuperar la salud. Supo en ese momento de la gracia de Dios.

A los 15 años ingresó en la Compañía de Jesús, donde demostró ser un seminarista inteligente y dedicado a sus estudios. Tuvo una especial dedicación, amor y servicio por los enfermos.

Ya ordenado sacerdote abrazó su llamado misionero y partió para servir a los más pobres de la India.
En este país construyó una choza y llevó una vida ascética, de austeridad a y se dedicó a divulgar el Evangelio.

Desde 1673 hasta 1693, por veinte años estuvo misionando incansablemente en la India. Y fue tanto el entusiasmo con el cual se dedicó a las actividades misioneras que lo nombraron superior de las Misiones en este país. Estando en la cumbre de su actividad misionera, se desató una gran persecución contra los cristianos y San Juan de Brito fue llevado preso, torturado y sentenciado a muerte; sin embargo, dicha sentencia tenía que ser confirmada primero por el rey.
El rey le habló personalmente a Juan y le preguntó: “¿Eres un prangui –que es la forma en que los orientales llaman a los europeos?».
Juan contesta: “Majestad, yo pertenezco a una Compañía de hombres sabios y religiosos, su doctrina es noble y elevada, Sus pensamientos son puros, ellos recorren el mundo como embajadores de Dios anunciando su santa ley”.

El rey lo escucha con atención y le dice:
«Esta ley parece perfecta, te perdono la vida y te devuelvo, a ti y a los tuyos, la libertad. Continúa adorando a tu Dios, pero no quiero que prediques esa doctrina en mi reino, Tú prohíbes la poligamia y el culto a nuestros dioses. No puedo aceptarlo. Vete a otra parte. Si vuelves, te mataré».

Es así como Juan quedó libre y continúa con su misión en diversos lugares, hasta que es nuevamente arrestado y decapitado.
San Juan de Brito murió a los 46 años

Enseñanzas para la vida:

El hombre de hoy sigue necesitando hombres, mujeres congruentes en su creer, pensar, decir y hacer.
La misión está esperando para todos nosotros, en nuestros hogares, en nuestros sitios de trabajo y de estudio, con nuestros amigos y vecinos; allí, nuestra vida debe ser testimonio de amor y entrega.

Escucha el relato del santo del día