San Gregorio de Spoleto
Presbítero y mártir
«Ten Misericordia de mí Señor, Dios de Israel»
Vivió en la región de Espoleo (Italia), entre los siglos III y IV. Hoy conocida como Umbría. Gregorio era un hombre de recta conducta, de oración y penitencia. Este santo se preocupaba por hacer el bien a los demás, dar consuelo a los tristes y animar a los desalentados.
Durante su tiempo se desató una violenta persecución contra los cristianos, promovida por los emperadores Diocleciano y Maximiano, apoyados por un hombre cruel y sanguinario llamado Flaco.
Este perseguidor, mando levantar por toda Italia, ídolos de los dioses romanos. Hubo una fuerte persecución contra los cristianos por no aceptar estos dioses. Entre los Cristianos fue acusado Gregorio, como un “ rebelde de los dioses”. Se decía de él, que era un desobediente, inadaptado, reaccionario, agitador e inconformista.
Gregorio fue tomado prisionero, sometido y obligado para que hiciera sacrificios a los ídolos romanos.
Al oponerse es azotado con varas y abofeteado. Durante su martirio, oraba mirando al cielo y diciendo: “Ten misericordia de mí, Señor Dios de Israel, líbrame de las manos de mis enemigos”.
Finalmente es arrojado a un horno encendido, pero en ese preciso momento sucedió un terrible terremoto que destruyó gran parte del pueblo y murieron más de 550 infieles. El Sanguinario y cruel Flaco huye precipitadamente y ordena que Gregorio vaya a prisión.
Una vez entra Gregorio a la Cárcel un ángel lo desata de sus cadenas, le cura las heridas y lo reconforta para los siguientes combates.
Desesperado el tirano hizo que le quebraran las piernas, le aplicaran hachas encendidas en los costados, y aun así no logro que renegara de Dios, por último mando que lo degollaran y arrojaran su cadáver a las fieras, pero estas en vez de devorarlo inclinaron la cabeza en señal de veneración.
Al ver tan grandes señales muchos gentiles se convirtieron y reconocieron al Dios de los cristianos como el Dios verdadero. Una vez muerto, una piadosa mujer compro el cadáver, lo embalsamo, y lo sepulto cerca de Espoleto. Hoy sus reliquias se conservan en la iglesia de Colonia.
Enseñanzas para la vida
San Gregorio, soportó humillaciones y torturas, pero se mantuvo fiel al verdadero Dios. No podemos acobardarnos, ni abandonar la verdad que es el mismo Jesucristo. Seamos valientes defensores de nuestra Fe
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