San Gregorio de Niza
Obispo y padre de la Iglesia
«Buscador de la paz y la unión entre los pueblos»
Nació entre los años 333 y 335, en Ponto, Cesarea de Capadocia. Gregorio creció en una religiosa familia, no muy rica en bienes materiales que había sido perseguida por profesar la fe. Su familia estuvo conformada por santos, entre ellos su hermano San Basilio el Grande.
En su juventud recibió una piadosa educación. Estudió retórica y fue profesor, desilusionado de su vida de maestro recibió el sacerdocio y se hizo ermitaño. Su madre y hermana ya vivían la vida monástica.
Desde muy joven sintió el llamado a servir a los demás a través de la evangelización.
Fue gran amigo de san Gregorio Nacianceno, quien escribió parte de su historia y consagrado Obispo de Nisa, por Basilio, su hermano.
Gregorio no quería ser obispo, sin embargo, logró un impresionante trabajo en Nisa, por la defensa de la iglesia contra la herejía arriana y la unión del pueblo. Escribió su primer tratado sobre la virginidad, en su primer año de episcopado. Conocido por sus escritos sobre la contemplación, el misticismo cristiano, exposiciones sobre la Sagradas Escrituras, teología de la Trinidad y la explicación de los santos y es famoso el discurso catequético o discurso de la fe.
Por la profundidad de sus obras, se le ha dado el título de “El teólogo”, conocido así entre los griegos. Fue líder de los concilios de Constantinopla y Antioquía. Defendió la capacidad natural del hombre de conocer a Dios. Fue criticado, calumniado y encarcelado por quienes querían ocupar su puesto, inventando mentiras acerca de su forma de actuar.
Enviado a Palestina para solucionar los desórdenes de la Iglesia en Arabia. Buscó siempre la paz y la unión entre los pueblos, a pesar de su expulsión por el emperador arriano. Es venerado en las iglesias, católica, ortodoxa y luterana. Murió en Nisa, en el año 394.
Aprendizaje para la vida
La lectura
Los doctores y padres de la iglesia, se identifican por sus profundos conocimientos y escritos, que estimulan nuestra vida de fe en el espíritu de la verdad y el amor.
La lección para nosotros es profundizar en la lectura de la palabra de Dios, del magisterio de la Iglesia y los diferentes documentos como encíclicas, exhortaciones apostólicas promulgadas por los papas que nos fortalecen e iluminan en el quehacer de la iglesia hoy y nuestro compromiso de vida como católicos.
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