San Fermín de Amiens
Obispo mártir
«El amor de Dios, Inflama su alma»
Fermín, cuyo nombre significa «aquel que es constante, firme, recio, valeroso y sólido», nació en Pamplona (España) en el año 272. Hijo de Firmo (senador de la ciudad de Pamplona) y de Eugenia (mujer noble). Ambos eran paganos. Ella con gran receptibilidad a la nueva doctrina destinada a toda la humanidad que no excluía a nadie, ni a los más humildes y despreciados.
Firmo y Eugenia, aunque paganos, eran creyentes, y gracias a las enseñanzas de San Honesto y San Saturnino, se convirtieron y decideros seguir a Cristo. Fermín, fue educado en la fe, por San Honorato. De él aprendió la predicación, las bases del cristianismo y lo apoyó en la vida ministerial y en su vocación misionera. Con sus padres ya convertidos fueron bautizados los tres por San Honesto, que descubrió en él un alma excepcional y se dedicó con esmero en completar su formación cristiana.
Logró que a los 18 años, hablara en público con admiración de todos los oyentes. Firmo y Eugenia lo enviaron entonces a Tolosa, bajo la dirección de Honorato, el obispo sucesor de San Saturnino quien sorprendido del talento y prudencia de Fermín, lo ordenó Sacerdote.
Más tarde a los 24 años, lo consagró Obispo de Pamplona, su ciudad natal. El celo Evangelista de Fermín era extraordinario, por su predicación lograba convertir a muchos. Las devociones primarias de San Fermín fueron a la Santísima Trinidad y la Santísima Virgen. Invocando a la Santísima Trinidad, obraba milagros prodigiosos.
Predicó en Pamplona y Navarra, dejó muchos sacerdotes para fortalecer la fe y el cristianismo. Los gentiles en Navarra y en las Galias (Francia) lo miraban como un dios. El amor de Dios inflamaba el alma de Fermín en una caridad milagrosa, San Honesto emprendió con Fermín la Misión Evangelizadora en Francia. Llegó a las Galias (hoy Francia), donde se había desatado una fuerte persecución religiosa. La indiferencia ante la persecución, fue para Fermín otra manera de predicar y muy eficaz.
Los paganos de las distintas ciudades de las Galias y Normandía, se admiraban de su presencia y del testimonio sereno que daba de Cristo, indiferente a todos los peligros. En Amiens, construyó un templo y convirtió muchos paganos al cristianismo. Ante el crecimiento de convertidos, fue encarcelado pero el pueblo creyente lo liberó.
La fama de su entereza moral y la acción de predicar públicamente a Jesucristo, al salir de la cárcel movió el corazón de muchos paganos y edificaron Iglesias para el culto. El pretor de Amiens, alarmado por su influencia, lo llamó a su presencia, y asombrado por su serenidad y sinceridad de sus palabras, ordenó dejarlo en libertad.
Fermín insistió en predicar al pueblo la fe en Cristo y, realizaba hechos prodigiosos. Nuevamente fue encarcelado. El pueblo creyente se agitó y protestó por la medida. Esta situación llevó al gobernador a ordenar fuera decapitado. Murió en el año 303 de 31 años.
En medio de la consternación de los cristianos un convertido por San Fermín, tuvo el valor de rescatar el cuerpo decapitado y enterrarlo provisionalmente en una de sus heredades. Más tarde, con todo sigilo, trasladó los restos a una iglesia que el mismo San Fermín dedicó a la Santísima Virgen María a quien amaba con mucho fervor y Amor.
San Fermín obtuvo lo que más había querido, derramar su sangre por Jesucristo y llegar a ser mártir del cristianismo. El 7 de julio se conmemora el traslado de sus reliquias a Pamplona y se celebra su fiesta.
Enseñanza para la vida: Defender la fe, seguir a Cristo, enseñar a otros su Mensaje salvador, requiere valentía, ir contra corriente, vencer obstáculos ir respetos humanos. Solo con la Confianza puesta en Dios, podemos dar testimonio de la verdad del Evangelio.
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