Inicio / Crece en la fe / San Basilio y Gregorio Nacianceno I Santo del día I Amén Comunicaciones
Generic filters

Filtro

San Basilio y Gregorio Nacianceno I Santo del día I Amén Comunicaciones

San Basilio Magno y Gregorio Nacianceno

Obispos y doctores de la Iglesia

San Basilio: «Donde está Dios, es mi patria y me siento contento»
San Gregorio: «Defensor de la fe trinitaria y de la oración»

Estos santos son recordados porque combatieron las herejías en contra de la divinidad del Hijo de Dios y la desigualdad divina del Espíritu Santo.

San Gregorio Nacianceno nació en Nacianzo (Capadocia actual Turquía) en el año 330, en una familia de santos. Recibió el apelativo de teólogo por ser un gran defensor de la fe Trinitaria, que profesaba, decía: “Un solo Dios en tres Personas iguales y distintas”.

Es uno de los cuatro doctores de la Iglesia Griega, muy cercano a San Basilio y San Gregorio de Nicea, los llamados “Padres Capadocios”, con ellos combatió la herejía arriana, y trabajó en la defensa de la fe, del clero para lograr la unidad de la iglesia.

Estudio en Cesaréa, (Palestina), y leyes en Atenas. Conoció a San Basilio, con quien entablo una gran amistad, y compartió vida monástica por algunos años. Ayudó a su padre anciano en la administración de la diócesis de Nacianzo. Fue ordenado sacerdote en 362 y consagrado obispo por San Basilio en 372, pero no acepto el cargo, regreso como ayudante de su padre.
Su gran amor por la Virgen María lo llevó a proponerla como modelo; además sostuvo la necesidad de la oración frecuente como pilar de la vida cristiana.

Su vida llena de fervor lo condujo a decir: “Nada me parece más grande que hacer callar a los sentidos; salir de la carne del mundo; recogerse en sí mismo; no ocuparse ya de las cosas humanas, salvo de las estrictamente necesarias; hablar consigo mismo y con Dios; vivir una vida que trascienda las cosas visibles; ser realmente un espejo inmaculado de Dios y de las cosas divinas, y llegar a serlo cada vez más, tomando luz de la Luz”. Murió en Nacianzo el 25 de enero del año 390.

San Basilio: nació en Cesaréa, la capital de Capadocia en el Asia menor, en el año 329.
Descendiente de familia cristiana muy piadosa, cuna de varios santos, (abuelos, padres y hermanos)
Cuando recibió el bautismo tomó la decisión de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica, por esto visitó varios monasterios, finalmente se retiró a una región apartada y se entregó a la oración.

Los éxitos mundanos no satisfacían su vida y creyó haber perdido mucho tiempo en vanidades, por eso exclamó: “Un día, como si despertara de un sueño profundo, volví mis ojos a la admirable luz de la verdad del Evangelio, y lloré por mi miserable vida”.

En el año 363 fue ordenado diacono y sacerdote, ayudó con gran dedicación al obispo Eusebio, quien murió en el año 370 y Basilio fue elegido para ocupar su cargo como obispo de Cesaréa.
Como obispo de Cesaréa dedicó su obra pastoral en favor de los pobres. Fundó un monasterio en Turquía, donde sus monjes tenían escuelas, hospitales y orfanatos para atender a los más necesitados.

Fue perseguido por el emperador Valente, quiso desterrarlo y San Basilio le respondió: “A cualquier sitio a donde me destierres, allá estará Dios, y donde esté Dios, allí es mi patria, y allí me sentiré contento”
Entre sus escritos se destaca: el tratado sobre el Espíritu Santo, quien lo movió a ser amante de la vida monástica y a establecer un nuevo modo de vivirla, centrado en la oración y el trabajo intelectual y manual.
Murió el 1 de enero del año 379 en Cesaréa.

Enseñanzas para la vida

Ejercer la caridad: San Basilio enseñaba por todas partes el Amor de Dios, y exhortaba al ejercicio de la caridad diciendo: “el pan que no necesitas le pertenece al hambriento, los vestidos que ya no usas le pertenecen al necesitado, el calzado que ya no empleas le pertenece al descalzo, el dinero que gastas en lo que no necesitas es un robo que haces al que no tiene con que comprar lo necesario. “Si pudiendo ayudar no ayudas, eres un verdadero ladrón”

Vida de oración: San Gregorio decía: «es necesario acordarse de Dios con más frecuencia de lo que respiramos».
Estas enseñanzas son un verdadero plan de vida, si nos rodeamos de buenas amistades que nos acerquen a Dios, tendremos la fortuna de vivir nuestro cielo desde la tierra.

Escucha el relato del santo del día