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San Bartolomé I Santo del día I Amén Comunicaciones

San Bartolomé

Apóstol y mártir

«He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño»

Celebra hoy la Iglesia la fiesta de San Bartolomé Apóstol, conocido también como Natanael, (cuyo nombre significa “Regalo de Dios”.) Es uno de los 12 apóstoles que escogió Jesús, para anunciar la Buena Nueva del Evangelio. Nació en el siglo I, en Caná de Galilea, (Israel).
Mencionado en los 3 Evangelios sinópticos, (Mateo 10: 3; Marcos 3: 18; Lucas 6: 14) siempre en compañía de Felipe, y en los Hechos de los Apóstoles (1:13) donde se hace presente en Pentecostés.

En el Evangelio de Juan, donde no aparece con el nombre de Bartolomé, muchos lo Identifican con Natanael, también relacionado con Felipe. Bartolomé significa “ Bar, Hijo” Tolomé “cuidador y luchador”, (lengua hebrea). Según una tradición recogida por el llamado “padre de la historia de la Iglesia”, Eusebio de Cesárea, Bartolomé marchó a predicar el Evangelio a la India donde dejó una copia del Evangelio de Mateo en arameo y en Armenia donde recibió la corona del martirio.

Fue llamado por Jesús a través de Felipe para ser su apóstol (Juan 1, 45-51). Es uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el mar de Galilea luego de Resucitar (Juan 21,2). El día en que Natanael o Bartolomé encontró por primera vez a Jesús fue para toda su vida una fecha memorable, totalmente inolvidable. El evangelio de San Juan la narra de la siguiente manera: «Jesús se encontró a Felipe y le dijo: «Sígueme”. Felipe lo primero que hizo al vivir el gran gozo de ser discípulo de Jesús, fue verse con Natanael y le dijo:” «Hemos encontrado a aquél a quien anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret”. Natanael se extrañó ya que Nazaret, era uno de los más pequeños e ignorados pueblecitos del país, que ni siquiera aparecía en los mapas, y le respondió: «¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe no le discutió a su pregunta, simplemente le dijo: “Ven y verás que gran profeta es”. Tan pronto vio Jesús que se acercaba Natanael, dijo de él: un elogio que cualquiera de nosotros envidiaría: «Este si que es un verdadero israelita, en el cual no hay engaño». Natanael se admira y le Preguntó: «¿Desde cuándo me conoces?» Jesús dio una respuesta que lo conmovió: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, pensando que sería de tu vida futura y que querría Dios que hicieras, Yo, te observaba, te vi.

Aquélla revelación lo impresionó profundamente y lo convenció de que este sí era un verdadero profeta y un gran amigo de Dios y emocionado exclamó: «¡Maestro, Tú eres el hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!”. Jesús le dijo: «Por haber dicho que te vi bajo la higueral, ¿crees? Te aseguro que verás a los ángeles del Cielo bajar, rodear al Hijo del Hombre, Salvador del mundo, y acompañarlo al subir glorioso al Cielo”.

Desde ese momento Natanael vio que Jesús, podía penetrar en lo más profundo de su corazón, que conocía sus sentimientos y anhelos y decidió seguirlo, se convirtió en un discípulo fiel, incondicional, de este enviado de Dios, Cristo Jesús que tenía poderes y sabiduría del todo sobrenaturales. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas, estuvo presente en la última Cena, fue testigo de la Ascensión del Señor y en el día de Pentecostés, recibió al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.

El libro muy antiguo, llamado el Martirologio Romano, dice que «San Bartolomé predicó el Evangelio en la India, Persia, Egipto y luego pasó a Armenia, (país del Cáucaso) donde convirtió a muchos paganos al cristianismo, entre ellos Polimio, hermano del rey Astiages. Los sacerdotes de los templos paganos, se estaban quedando sin seguidores, protestaron ante el rey sobre la labor evangelizadora de Bartolomé. Astiages mandó llamarlo y le ordenó que adorara sus ídolos, ante la negativa de Bartolomé, ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a su Dios, o muriera, así recibió la corona del martirio. Sus reliquias reposan en la Iglesia de San Bartolomé, en la isla Tiiberrina de Roma.

Para san Bartolomé, como para nosotros, la santidad no se basa en hacer milagros, ni en deslumbrar a otros con hazañas extraordinarias, sino en dedicar la vida a amar a Dios, a hacer conocer y amar más a Jesucristo, y a propagar su Mensaje, tener una constante caridad con los demás y tratar de hacer a todos el
mayor bien posible. San Bartolomé, es Patrono de Armenia, Malta y numerosas ciudades en varios países y patrono de quienes trabajan pieles, fabrican y usan cuero. Sana las convulsiones y enfermedades nerviosas. Venerado en la Iglesia Católica, Ortodoxa y Ortodoxas orientales.

Enseñanza para la vida:

Todos somos llamados a la santidad. Amar a Dios, hacer su Voluntad, escuchar su Palabra, transmitir su mensaje Salvador de Amor y hacer la Caridad con quienes nos rodean, son caminos de Santidad.

Escucha el relato del santo del día