San Ambrosio de Milán
obispo y doctor de la Iglesia
«Cristo, es todo para nosotros»
Celebra hoy la Liturgia de la Iglesia, la memoria de San Ambrosio, uno de los cuatro, primeros doctores más famosos de la Iglesia Latina de Occidente, junto con San Jerónimo, San Agustín y San León Magno. El nombre Ambrosio significa: “Inmortal”.
Fue arzobispo de Milán en el siglo IV, importante teólogo y orador. Es símbolo de la Iglesia que renace, luego después de duros años de silencio y persecuciones. Se afirma que con sus discursos, cartas e himnos, cambió la vida de muchas personas. Su fuerza y sabiduría fueron sin duda decisivos y determinantes para que san Agustín de Hipona se hiciera cristiano y él mismo le Bautizó.
Ambrosio, nació en el año 340 en Tréveris (Alemania), en el seno de una familia romana. Era el menor de 3 hijos, sus hermanos Marcelina y Sátiro, ambos son santos. Su padre falleció siendo él aún muy joven y su madre se volvió a Roma con los hijos y dio a ellos una educación esmerada, a nivel moral, religioso, artístico. Allí, Ambrosio estudió Letras y Derecho y fue secretario del prefecto de la ciudad, Petronio Probo. Más tarde, el emperador Valentiniano nombró al joven abogado gobernador de Liguria y Emilia (Norte de Italia), con residencia en Milán. Por su bondad, sentido de justicia y caridad, se ganó el corazón del pueblo.
A los 2 años de su prefectura en Milán, cuando apenas había empezado a desarrollar su programa de gobierno, falleció el obispo de Milán y surgió el problema de la elección del sucesor, que según la costumbre la hacía el clero y el pueblo. Ante las disputas, Ambrosio (como gobernante), creyó su deber hablar al pueblo, para darles tranquilidad. Terminó la exhortación y se oyó una voz infantil, que dijo: «Ambrosio, obispo». «¡Ambrosio, obispo!», empezó a gritar la muchedumbre y el clero se unió a la aclamación general. Ambrosio no lo aceptó, apoyado en la decisión del Concilio de Nicea (325), el cual prohibió, que los no bautizados fueran escogidos para el episcopado y él, aún no lo estaba. Los electores no cedieron, consultado el Papa, aprobó la elección, suspendiendo lo dicho en Nicea. Fue enviado el vicario de la provincia para tomar las medidas necesarias y así consagrar a Ambrosio.
ÉL, recibió el Bautismo, la Confirmación, fue ordenado Sacerdote y el 7 de diciembre 374 se le confirió la Consagración Episcopal, tomó posesión de la sede de Milán como Obispo, hasta su muerte en el 397 permaneció allí.
Obispo – pastoral
San Ambrosio, que se sabía muy ignorante en las cuestiones teológicas, se entregó al estudio de la Sagrada Escritura y de las obras de los autores eclesiásticos, como San Basilio y Orígenes Consciente de su nueva misión y compromiso, repartió el oro, plata y todo el dinero que tenía entre los más pobres y donó a la iglesia todas sus tierras.
Su vida, ya sencilla, sobria, se hizo ahora austera y penitente. Sólo cenaba los domingos y los días de fiesta de algunos mártires famosos. Su ayuno constante le permitía encontrarse con Dios en una oración profunda.
Vivía consagrado enteramente al servicio de su grey; todos los fieles podían hablar con él siempre que lo deseaban. Siempre caracterizó su acción Pastoral la Caridad para con pobres, enfermos, moribundos, viudas, cautivos y huérfanos. Fundó hospitales, albergues, y hacía 3 tareas importantes: 1. Celebrar la Eucaristía diaria. 2. Compartir el Evangelio con el pueblo cada domingo. 3. Hacer florecer la religión
Era muy devotos de la Santísima Virgen María, en su vida ministerial fue defensor incansable de la libertad de la Iglesia, y se opuso rotundamente a la herejía de los arrianos.
Escritos: Por sus escritos fue proclamado “Doctor de la Iglesia”, (Papa Bonifacio VIII) 29-09 1295
Su obra más voluminosa es el comentario al Evangelio de San Lucas. Otros escritos son Tratados sobre los Sacramentos, la Virginidad y contra los arrianos. Compuso Cantos e Himnos que enseñó al pueblo. Autor del “El Te Deum” e introdujo en occidente el Canto alternado de los Salmos, igual que la “Lectura meditada de las Escrituras”, conocida hoy con el nombre de “Lectio divina”.
Es autor de sermones, homilías y obras Exegéticas, Teológicas, Ascéticas y Poéticas. Es famosa su expresión: “Cristo es Todo para Nosotros” y decía al respecto “Si estás oprimido por la iniquidad, Él es la justicia; si tienes necesidad de ayuda, Él es la fuerza; si tienes miedo de la muerte, Él es la vida; si deseas el cielo, Él es el camino; si estás en las tinieblas, Él es la luz”.
Murió, el viernes Santo del año 397 un 4 de abril Milán. El día de su muerte, Ambrosio estuvo varias horas acostado con los brazos en Cruz, Orando constantemente y al morir exclamó: “He tratado de vivir de tal manera que no tenga que sentir miedo, al presentarme al Divino Juez” y recibió el Santo Viático.
Fue sepultado el día de Pascua. Su fiesta se celebra el día del aniversario de su consagración episcopal, 7 de diciembre, tanto en Oriente como en Occidente.
Enseñanza para la vida:
Hagamos de la Lectura, reflexión y apropiación de la Palabra de DIOS, una práctica permanente de nuestra vida. Ella es Luz que guía, orienta, sostiene y nos da Fortaleza en todo momento. A través de su lectura DIOS, nos habla y muestra cuál es su Voluntad.
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