Novena Virgen Medalla Milagrosa
Segundo día
“Todos los que lleven mi medalla recibirán grandes gracias,
y las bendiciones serán muy abundantes si la reciben con fe”.
Iniciamos
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos
líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
Acto de contrición
Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón,
porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para todos los días
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti,
lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias
por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.
Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del cielo, y la amo con todo mi corazón,
y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido en mis necesidades y suplicas.
Amén
Consagración del hogar
¡Oh Virgen María! A tu corazón inmaculado consagro mi hogar
y todos los que en él habitan.
Que mi casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de alegria por el cumplimiento de la voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y
por el perfecto abandono a la Divina Providencia.
Vela sobre todos la que la habitamos; ayúdanos a vivir Cristianamente;
cúbrenos con tu protección maternal y dígnate, ¡Oh Bondadosa Virgen María!
Formar de nuevo en el cielo este hogar que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado.
Amén
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
Amén
Segundo día
Segunda Aparición de la virgen
La segunda aparición ocurrió el sábado 27 de noviembre de 1830 cuando Catalina rezaba con toda la comunidad en la capilla.
Catalina Laboure diría: Vi a la Virgen Santísima en todo el esplendor de su belleza. Indecible al labio humano…. Bañada de luz su figura.
Asentaba los pies sobre una media esfera… Alzados los ojos al Cielo,
noté cómo sus dedos tenían anillos, de los cuales brotaban pequeños haces de luz….
Sus brazos se quedaban abiertos, mientras los haces de luz seguían cayendo sobre el globo que representaba el mundo.
Gozos
Madre Milagrosa, de ternura y compasión, vas caminando con tu pueblo que a ti clama en la aflicción.
Conducidos por tu manto, y con el amor de tu corazón, llevas a tus hijos a buscar la salvación.
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
En mil ochocientos treinta, a una humilde novicia, la Virgen Santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente, cuando la Madre dejó su trono y en la capilla del Bac se presentó.
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
Siendo la media noche un Ángel se apareció, para darle un anuncio de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo, las puertas se iban abriendo, y al llegar a la capilla
la hermana ansiosa la esperó.
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
La voz del cielo anunciaba: “¡la Madre ya llegó!”. Y la sede sacerdotal con humildad Ella ocupó.
La hermana Catalina sus manos colocó, en las piernas de la Madre y una misión le encomendó.
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
En una mañana de noviembre el sentido no lo captó, pero un corazón atento nuevamente a la Madre observó.
Las insignias de la Medalla que Catalina vio, se han convertido en fuente de milagro y de amor.
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
“Haz acuñar una Medalla” la Virgen le pidió, para ser portada por los fieles con mucha devoción.
Madre Santa, tu gran Medalla es emblema de tu amor, hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
Sea por Jesús, sea por María, sea por el ejemplo de los Santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa, alcancemos la gracia de convertir nuestros dolores en alegrías.
¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!
PADRENUESTRO…
AVE MARIA…
GLORIA…
Oración final
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa que te manifestaste a Santa Catalina Labouré, como mediadora de todas las gracias, atiende la plegaria que solicito en esta novena.
(Hacemos un momento de Silencio para pedir la gracia)
En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar para que la encomiendes a tu Divino Hijo y le ruegues concedérmela si es conforme a su Voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mi Virgen Poderosa.
Envuélveme en los rayos de tus gracias para que a la luz y al calor de esos rayos,
me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en el seguimiento de tu hijo, hasta el día en que me acojas en las puertas del Cielo.
Amén
Amén”.