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Novena Virgen Medalla Milagrosa I quinto día I Amén Comunicaciones

Novena Virgen Medalla Milagrosa

Quinto día

Novena a la Virgen de la medalla milagrosa - quinto día - Amen comunicaciones

“Todos los que lleven mi medalla recibirán grandes gracias,
y las bendiciones serán muy abundantes si la reciben con fe”.

Iniciamos

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos
líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición

Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón,
porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén

Oración para todos los días

Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a ti,
lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias
por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.

Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del cielo, y la amo con todo mi corazón,
y tengo la plena seguridad de que no me veré desatendido en mis necesidades y suplicas.
Amén

Consagración del hogar

¡Oh Virgen María! A tu corazón inmaculado consagro mi hogar
y todos los que en él habitan.

Que mi casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de alegria por el cumplimiento de la voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y
por el perfecto abandono a la Divina Providencia.

Vela sobre todos la que la habitamos; ayúdanos a vivir Cristianamente;
cúbrenos con tu protección maternal y dígnate, ¡Oh Bondadosa Virgen María!
Formar de nuevo en el cielo este hogar que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado.
Amén

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

Amén

Quinto día

Primer milagro de la Virgen con la medalla

La hermana Catalina fue donde su confesor el Padre Juan María Aladel, para solicitarle que se acuñara la medalla de la virgen María

El Padre en primera instancia no le creyó. ella tuvo que insistirle y después de dos años el Padre va donde el arzobispo de Paris

En ese entonces, la ciudad estaba devastada por una terrible epidemia de cólera, que causó más de 20,000 muertes.

Las Hijas de la Caridad por aprobación del Arzobispo en 1832 empezaron a distribuir las primeras 2,000 medallas e inmediatamente comenzaron las curaciones, junto con numerosas conversiones.

La gente la empezó a llamar la medalla «milagrosa»

Gozos

Madre Milagrosa, de ternura y compasión, vas caminando con tu pueblo que a ti clama en la aflicción.

Conducidos por tu manto, y con el amor de tu corazón, llevas a tus hijos a buscar la salvación.

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

En mil ochocientos treinta, a una humilde novicia, la Virgen Santa se apareció.

Eran vísperas de San Vicente, cuando la Madre dejó su trono y en la capilla del Bac se presentó.

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

Siendo la media noche un Ángel se apareció, para darle un anuncio de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo, las puertas se iban abriendo, y al llegar a la capilla
la hermana ansiosa la esperó.

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

La voz del cielo anunciaba: “¡la Madre ya llegó!”. Y la sede sacerdotal con humildad Ella ocupó.

La hermana Catalina sus manos colocó, en las piernas de la Madre y una misión le encomendó.

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

En una mañana de noviembre el sentido no lo captó, pero un corazón atento nuevamente a la Madre observó.

Las insignias de la Medalla que Catalina vio, se han convertido en fuente de milagro y de amor.

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

“Haz acuñar una Medalla” la Virgen le pidió, para ser portada por los fieles con mucha devoción.

Madre Santa, tu gran Medalla es emblema de tu amor, hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

Sea por Jesús, sea por María, sea por el ejemplo de los Santos que nos guían.

Y que por la Medalla Milagrosa, alcancemos la gracia de convertir nuestros dolores en alegrías.

¡Oh María sin pecado concebida,
Ruega por nosotros que acudimos a vos!

PADRENUESTRO…

AVE MARIA…

GLORIA…

Oración final

Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa que te manifestaste a Santa Catalina Labouré, como mediadora de todas las gracias, atiende la plegaria que solicito en esta novena.
(Hacemos un momento de Silencio para pedir la gracia)

En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar para que la encomiendes a tu Divino Hijo y le ruegues concedérmela si es conforme a su Voluntad y ha de ser para bien de mi alma.

Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mi Virgen Poderosa.

Envuélveme en los rayos de tus gracias para que a la luz y al calor de esos rayos,
me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en el seguimiento de tu hijo, hasta el día en que me acojas en las puertas del Cielo.
Amén

Amén”.

También puedes escuchar la Novena haciendo clic aquí