Novena Nuestra Señora de Lourdes
Iniciamos
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor:
Yo me arrepiento de todos los pecados
Que he cometido hasta hoy,
Y me pesa de todo corazón,
Porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar,
Y confió en que, por tu infinita misericordia,
Me has de conceder el perdón de mis culpas
Y me has de llevar a la vida eterna.
Amen
Preparación
¡Inmaculada y Santísima Madre de Dios!
A ti, Señora de Lourdes encomiendo mis enfermedades, mis fatigas y dolores y las de mis seres queridos,
para que nos cuides y nos sanes, especialmente del virus de la pandemia.
Oración diaria
¡Oh amada Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de angustia y de tristeza acudimos a ti en este tiempo de enfermedad, para pedirte que derrames a manos llenas el tesoro de tu misericordia sobre los contagiados de Covid, los enfermos, sobre el personal médico del mundo y sobre todos nosotros.
¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Jesús obra por tu mano
Ayúdanos, sana tantas víctimas del dolor. Que podamos recobrar la salud de cuerpo y de alma, y alcánzanos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y fortaleza en nuestros sufrimientos
Recibid, oh reina compasiva, las súplicas que pueblos y naciones, unidos en el dolor
elevan confiados a Ti.
Virgen de Lourdes, ¡Ruega por nosotros!.
Consuelo de los afligidos, ¡Ruega por nosotros!
Salud de los enfermos, ¡Ruega por nosotros!
Amén.
Segundo día
El amor
El hecho de que María se le apareciera a Bernardita en una Gruta sucia y oscura, en ese lugar llamado Massabielle, es para decirnos que Dios viene a encontrarse con nosotros allí donde estamos, en medio de nuestras miserias y de nuestros pecados. La Gruta no es solamente el lugar geográfico; es también un lugar donde Dios se hace presente y nos invita a sanarnos.
El centro del Mensaje de Lourdes es que Dios viene para decirnos que nos ama. Nos ama tal como somos, con nuestros éxitos y también con nuestras debilidades, nuestras heridas y nuestros fracasos.
Consideración del segundo día
¡María Libera al mundo de los apegos terrenales!
María inmaculada, Intercede ante el Señor, por todos los corazones que padecemos la enfermedad. De los apegos a las cosas, a nosotros mismos y a los demás.
Ilumina nuestro camino, danos inteligencia espiritual y entendimiento, para comprender la Voluntad Sabia, santa y Perfecta de Dios.
María guíanos e inspíranos en el amor y la caridad, cúranos de la avaricia y los endiosamientos terrenales que tanto daño y heridas pueden causar a nuestras almas.
Auxilia nuestro corazón enfermo y pecador, compadécete de nuestras flaquezas, míranos con ojos de compasión, y permite que seamos sanados así como Jesús sanó a los leprosos.
María Inmaculada de Lourdes
Ruega por Nosotros
Oración de Intercesión
Bienaventurada seas, oh siempre Virgen Inmaculada, Madre de misericordia, Reina del cielo, salud para los enfermos, refugio de pecadores y consuelo para los afligidos, Tu que conoces nuestros deseos, nuestros problemas y nuestros sufrimientos, dígnate a bendecirnos y danos tu misericordia.
Muchos han acudido a ti y han obtenido la cura para sus enfermedades tanto espirituales como físicas. Hoy, nos presentamos a ti, con una confianza plena a implorar tu maternal intercesión. Consigue para nosotros, Oh Madre adorada, que nuestra petición sea concedida.
(Hacemos un momento de silencio para pedir la gracia)
Oh Señora de Lourdes, madre de Cristo, tu que tuviste influencia con tu divino hijo mientras permaneciste sobre la tierra, ahora tienes la misma influencia en el cielo.
Ruega por nosotros y obtén para nosotros de tu divino Hijo, nuestras especiales peticiones, Si esa es la Voluntad de Dios.
Amén.
Nuestra Señora de Lourdes, ruega por nosotros.
Santa Bernardita, ruega por nosotros.
Padre Nuestro…
Tres Ave María…
GLloria…
Oración final
Ave María, Mujer humilde, bendecida por el Altísimo. Virgen de la esperanza, profecía de tiempos nuevos.
Nosotros nos unimos a tu cántico de alabanza para celebrar las misericordias del Señor, para anunciar la venida del Reino y la plena liberación del hombre.
¡Ave María, humilde Sierva del Señor!, Gloriosa Madre de Cristo, Virgen fiel, Morada Santa del Verbo, enséñanos a perseverar en la escucha de la Palabra, a ser dóciles a la Voz del Espíritu Santo, atentos a sus llamados en la intimidad de la conciencia y a sus manifestaciones en los acontecimientos de la historia.
¡Ave María, Mujer del dolor!, Madre de los vivientes, virgen Esposa ante la Cruz, Eva nueva, sed nuestra guía por los caminos del mundo, enséñanos a vivir y a difundir el Amor de Cristo, a detenernos contigo ante las innumerables cruces en las que tu Hijo aún está crucificado.
¡Ave María, Mujer de la fe!, primera entre los Discípulos, virgen Madre de la Iglesia,
ayúdanos a dar siempre razón de la esperanza que habita en nosotros, confiando en la bondad del hombre y en el Amor del Padre.
Enséñanos a construir el mundo desde adentro: en la profundidad del silencio y de la oración, en la alegría del amor fraterno, en la fecundidad insustituible de la Cruz.
¡Santa María, Madre de los creyentes!,
Nuestra Señora de Lourdes, ruega por nosotros.
Oración de San Juan Pablo II
(En el Santuario de Lourdes)