¡Novena bíblica a nuestra Señora de los Dolores!
(incluye los 7 dolores de la virgen María)

Iniciamos:
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva, Él eligió a
María desde toda la eternidad.
R/. Venid, alabemos a María, la Virgen Dolorosa, que permaneció fiel junto a la
cruz de su Hijo.
Día quinto
Cuarto Dolor:
El encuentro de María con Jesús en el camino del Calvario (Lc 23,26-29)
No podemos dudar de que María siguió muy de cerca todas las actividades de Jesús a lo largo de su vida pública. Hasta sus oídos llegaban las alabanzas de quienes creían en él, y también las falsas acusaciones que le hacían.
Así pronto supo de la noticia de que Jesús había salido del palacio de Pilato, cargando con la cruz, y que había sido llevado por los soldados para ser ejecutado.
Y aunque un dolor inmenso laceraba su alma, María corrió a su encuentro. No podía dejarlo solo, en aquella hora trágica y definitiva; su amor de madre no se lo permitía.
Lo que sintió ella fue desgarrador al ver de cerca a Jesús con su mirada triste, el rostro ensangrentado, la corona de espinas que hería su cabeza, la pesada cruz que arrastraba con dificultad, y las heridas producidas en su cuerpo, castigado por los azotes de sus verdugos.
Aun así ella siguió firme en el cortejo, a pesar de lo que vivía!
Plegaria a la Virgen de los Dolores
Virgen sagrada, María, Madre de nuestros dolores, nosotros, los pecadores,
somos causa de tu herida; pues, quitamos la vida, al Hijo de tus amores.
Y, tú, Madre dolorida, Que tanto sufres por mí, Clávame tus siete espadas,
y que sufra yo por ti.
Madre sagrada, María, Ayer Reina de las flores, hoy Madre de los dolores,
Traspasada y afligida.
Trono de sabiduría, enséñanos la virtud, para estar junto a la cruz
y sanar mi triste herida.
Sentir mi alma dolorida y el perdón de tu Jesús; Virgen sagrada, María, Tú, maestra de dolores.
Playa de los pecadores, nido en que el alma reposa; a Ti ofrezco, pulcra rosa,
las jornadas de mi vida;
A Ti, Madre, en quién quería cumplir mi humilde promesa, a Ti, celestial princesa, Virgen sagrada, María. Amén.
Un momento de silencio para hacer la petición…
Dios te salve, María, llena eres de gracia;
El Señor es contigo.
Bendita Tú eres Entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
El Señor es contigo.
Bendita Tú eres
Entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
El Señor es contigo.
Bendita Tú eres
Entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
Oración final
¡Oh Virgen de los Dolores!
Madre de amor y de consuelo,
Ayúdanos en la vida y condúcenos al cielo.
Tú qué sabes como nadie de penas y sufrimientos,
acógenos como Madre y danos fuerzas y aliento.
Te pedimos por los que sufren, en el alma y en el cuerpo,
y recordando tu imagen, te ofrecen sus sufrimientos.
¡Virgen de los dolores, Ruega por nosotros! Amen