Novena Madre Teresa de Calcuta
Iniciemos
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Amén
Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor:
Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy,
Y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.
Amén
Oración inicial
Santa Teresa de Calcuta, tú permitiste que el amor sediento de Jesús en la cruz, se convirtiese en una llama viva dentro de ti, y así te hiciste luz de su amor para todos.
Intercede ante Jesús y ayúdame a ser esperanza, consuelo y fe para tantos sufrientes.
Enséñame a servir sin medida y a vivir cada día con amor.
Ilumina mis oscuridades, imperfecciones y apatías que no me permiten ver el dolor de tantos.
Brilla en mí corazón, para que yo pueda ver y actuar como tú lo hiciste.
Guíame y pide por mí, ante nuestro Señor Jesucristo.
Hacemos un momento de silencio para pedir la gracia
Santa Teresa de Calcuta a ti llego confiado y con la certeza de que el camino de la santidad, parte de la caridad y el amor hacia mi prójimo y que puedo llegar a ser testimonio de vida para los demás.
Amén
PADRE NUESTRO
DIOS TE SALVE
SANTA MARÍA
Día quinto
Sobre la misericordia Divina
Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones.
Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.
Salmo 51:1-2
Reflexión:
Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que te las dijera. Pero no seas tan sordo como para no oírlas de aquel que las dice desde su corazón.
Te amo como eres
Mira que estoy a la puerta y llamo.
Es verdad. Estoy a la puerta de tu corazón, de día y de noche.
Aun cuando no estás escuchando, aun cuando dudes que pudiera ser yo,
Ahí estoy,
Esperando la más pequeña señal de respuesta, hasta la más pequeña sugerencia,
de invitación que me permita entrar.
Y quiero que sepas que cada vez que me invitas, yo vengo siempre, sin falta.
Vengo en silencio e invisible, pero con un poder y un amor infinitos,
Trayendo los muchos dones de mí Espíritu.
Vengo con mi misericordia, con mi deseo de perdonarte y de sanarte,
Con un amor hacia ti que va más allá de tu comprensión.
Un amor en cada detalle, tan grande como el amor que he recibido de Mi Padre
(«Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí…» (Juan. 15,10).
Vengo deseando consolarte y darte fuerza, levantarte y vendar todas tus heridas.
Te traigo mi luz, para disipar tu oscuridad y todas tus dudas.
Vengo con mi poder, que me permite cargarte a ti;
Con mi gracia, para tocar tu corazón y transformar tu vida.
Vengo con mi paz, para tranquilizar tu alma.
Te conozco como la palma de mi mano, sé todo acerca de ti,
Hasta los cabellos de tu cabeza he contado.
No hay nada en tu vida que no tenga importancia para mí.
Te he seguido a través de los años y siempre te he amado,
Hasta en tus extravíos. Conozco cada uno de tus problemas.
Conozco tus necesidades y tus preocupaciones y, sí, conozco todos tus pecados.
Pero te digo de nuevo que te amo, no por lo que has hecho o dejado de hacer,
Te amo por ti, por la belleza y la dignidad que mi Padre te dio al crearte
A Su propia imagen.
Es una dignidad que muchas veces has olvidado,
Una belleza que has empañado por el pecado, pero te amo como eres.
Gozos
“Madre Teresa, a lo largo de toda tu existencia, fuiste una generosa dispensadora de la misericordia divina
Gracias por enséñanos a amar y vivir en paz
Madre Teresa, estuviste dispuesta a servir y acoger a todos sin exclusiones.
Gracias por enséñanos a amar y vivir en paz
Madre Teresa, sembraste esperanza y consuelo en los abatidos
Gracias por enséñanos a amar y vivir en paz
Madre Teresa, fuiste luz y sostén para los enfermos, los descartados y los sufrientes.
Gracias por enséñanos a amar y vivir en paz
Madre Teresa, luchaste por un mundo mejor, de bondad para todos
Gracias por enséñanos a amar y vivir en paz
Oración final para la humildad y la coherencia de vida
Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de sufrir rechazos, del temor de ser calumniada, del temor de ser olvidada, del temor de ser ofendida, del temor de ser ridiculizada, del temor de ser acusada.
Bien amado Señor, Gran Sanador, me arrodillo ante ti, pues todo don de perfección debe proceder de ti.
Borra de mi corazón el engaño y el espíritu mundano.
Dame unidad de objetivos, fuerza para aliviar una parte de la carga de sufrimiento que soportan mis semejantes, y una realización verdadera del privilegio que me corresponde.
Haz que con la sencilla fe de un niño pueda confiar en ti.
Yo te rezo para que otorgues destreza a mis manos, visión clara a mi mente, generosidad y humildad a mi corazón.
Ayúdame, Señor, a tomarme tiempo para pensar, tomarme tiempo para rezar tomarme tiempo para reír, tomarme tiempo para jugar, tomarme tiempo para amar y ser amado, tomarme tiempo para dar, tomarme tiempo para leer, tomarme tiempo para ser amable, tomarme tiempo para trabajar.
Guíame de la desesperación a la esperanza, del temor a la verdad.
Guíame de la muerte a la vida, de la falsedad a la verdad.
Guíame del odio al amor, de la guerra a la paz.
Haz que nuestros corazones se llenen de paz.
Nuestro mundo, nuestro universo necesita Paz, paz, paz. Amén.