Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Iniciamos:
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¡Oh María del Perpetuo Socorro!
Que tu bendición
nos acompañe y proteja
En los momentos de enfermedad,
Hambre, persecución y mal.
Oh María, consuélanos en las penas
Y dolores de la vida!
Amén
Oración para todos los días
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro!
Tú conoces todos los dolores de mi vida,
y sobre todo la gran pena que hoy me trae a tus pies maternales.
Adoro la Divina Voluntad y beso resignado,
la mano de Dios que me prueba y hoy como ayer y siempre,
confío en su inmenso poder y en su misericordia infinita.
Pero él puso en tu corazón, las riquezas de su bondad,
Y en tus manos los tesoros, de su omnipotencia!
Por eso acudo a ti,
Madre Mía Del Perpetuo Socorro.
Señora y Madre mía, las sombras del dolor
Me envuelven por todas partes y no sé a qué puerta llamar
para tener algún consuelo, en esta tristeza que me ahoga.
Los hombres, unos me son adversos;
otros me persiguen, otros me olvidan,
los más, me miran con indiferencia.
los pocos que parecen compadecerse de mí,
se declaran impotentes para remediar mi mal.
Sólo me quedas tú Madre mía del Perpetuo Socorro!
Por eso a ti acudo lleno de confianza y amor.
¡Eres la Madre de Dios! ¡Eres mi Madre!
Jesús aprieta tus manos para depositar en ellas
su misericordia y su amor!
El primer milagro que obró en su vida mortal,
lo obró movido por tus súplicas.
¿No puedes hacer ahora otra plegaria,
como aquélla, en favor mío?
Madre mía del Perpetuo Socorro vengo a pedirte un milagro.
Y que este milagro sea, para gloria de Dios, alabanza tuya y santificación de mi alma.
(Hacemos silencio para formular la petición).
Aquí vendré nueve días seguidos a tus pies.
¿Quedará Tu Maternal Corazón insensible
a mis ardientes y humildes súplicas?
Porque eres buena, porque eres fiel, porque eres según el plan Divino,
dueña de todos los tesoros de Dios, por eso confío en ti!
Sin embargo, que ahora y siempre se haga la voluntad de Dios,
Así en la tierra como en el Cielo. Tú, Madre mía, hallarás en tu maternal corazón,
recursos poderosos para que descienda, el bálsamo del consuelo,
ahí donde siga el dolor, purificando mi vida.
¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro, en Ti confío!
Día noveno
Madre Nuestra Socórrenos
¿Qué me dice Tu Santa Imagen, oh Madre del Perpetuo Socorro?
Que eres de verdad lo que tu nombre consolador encierra:
Perpetuo Socorro de todos los hombres, y por tanto, Perpetuo Socorro mío…
Eres Perpetuo Socorro de todos los hombres.
Eva, dice San Bernardo, fue la maldición para todos sus hijos.
Desde aquel día aciago, todos los hombres arrastraban desde la cuna, la cadena de la maldición Divina.
Pero, Tú Madre mía, has sido nuestra bendición… Todos al nacer levantan los ojos a ti y ven en ti la Madre querida,
que ha de aplastar la cabeza de la infernal serpiente, que quiere inocularnos el veneno de la culpa y de la muerte.
Eres Perpetuo Socorro en todos los tiempos…
Todos los días, desde el primer día del mundo, sale el sol y sus rayos espléndidos
comunican al mundo la fecundidad, la belleza y la vida…
No hay nadie que se esconda de tu luz bienhechora…
Desde que Tú, ¡oh Madre mía!, fuiste predestinada para ser Madre de Dios y Madre nuestra,
Tus Manos benditas han dejado caer sobre el mundo las lluvias de las gracias Divinas…
Y se apagará el sol en el alto cielo, y aún seguirás tú derramando sobre todos los elegidos
las alegrías de la gloria de Dios.
Eres Perpetuo Socorro en todas las edades de la vida…
El niño te envía besos de amor; el joven te cuenta sus luchas;
el hombre de edad madura te consulta sus empresas; las familias crecen, viven y rezan a tus pies
y los ancianos entran confiados a la eternidad, cuando al morir han podido dirigirte una última mirada.
Eres Perpetuo Socorro en todas las penas. Cuando el cuerpo siente las mordeduras del dolor…,
cuando la conciencia se agita entre las sombras de los remordimientos…,
cuando la tristeza se mete en el alma y clava sus garras despiadadas…,
cuando falta el pan y cuando huye la paz…,
cuando la familia nos abandona y el mundo nos persigue…,
cuando todas las criaturas parece que se conjuran contra nosotros,
y cuando el infierno mismo nos rodea con sus olas de fuego…,
aún entonces hay un lugar en el mundo donde estamos seguros,
donde podemos cantar y bendecir a Dios:
Tu Corazón, ¡oh Madre del Perpetuo Socorro!
Por eso a Ti acudo, y te llamo y te invoco;
te llamaré y te invocaré hasta que al fin oigas mi angustiosa voz.
Nueve días hace que vengo a tus pies a pedirte
un milagro porque sólo tú me puedes salvar de este apurado trance…
Que no se diga que tu Perpetuo Socorro no se ha compadecido de mi necesidad.
Adoro la Voluntad Divina, pero confío en Ti…
si es necesario que venga mil veces a tus pies, aquí me veras.
resiste, si puedes a mis lágrimas…, vuelve tu Rostro, si tu Corazón no me mira.
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro!
Para gloria de tu nombre, que llena el mundo, y que tantos tristes ha consolado,
y a tantos enfermos ha curado, y a tantos huérfanos ha recogido,
y a tantas víctimas ha glorificado, mírame y sálvame.
Dios te Salve María… (Tres veces)
Gloria al Padre…
Invocaciones para todos los días
Virgen del Perpetuo Socorro, cuyo solo nombre inspira confianza…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* En el momento difícil de la prueba, para ser fuerte…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
Cuando haya tenido la desgracia de caer, para que vuelva a levantarme…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
Frente a la mentira y a la injusticia, frente al afán de poseer para mantenerme libre…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Si se oscurece mi fe, decae mi esperanza y me enfrío en el amor…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
Al participar en los sacramentos y en el servicio a Dios y a los hermanos…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* En todos los acontecimientos y ocupaciones de la vida…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Para estar atento a la Palabra de Dios y responder a sus dones…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Para conseguir con mí ejemplo que los demás te invoquen y te amen…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Madre mía, para ser fiel a Cristo, hasta llegar a la gloria del Padre…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
Oración final para todos los días
¡Oh María! Ya que para inspirarme confianza, te quisiste llamar Madre del Perpetuo Socorro;
Yo aunque indigno de ser inscrito en el afortunado número de tus siervos,
deseando no obstante participar de los benéficos efectos de tu misericordia,
postrado ante tu trono te consagro mi entendimiento, para que piense siempre en el amor que mereces;
te consagro mi lengua, para que ensalce tus grandes prerrogativas y propague tu devoción;
te consagro mi corazón, para que después de Dios, te ame sobre todas las cosas.
Recíbeme oh Gran Reina, en el venturoso número de tus siervos;
acógeme bajo tu protección, socórreme en todas mis necesidades espirituales y temporales,
especialmente en el peligroso trance de mi agonía.
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Sé que me amas más de lo que yo puedo amarme a mí mismo;
por eso, te constituyo como Señora de mis intereses, e intercesora de todas mis necesidades
Dispón, pues, libremente de mí y de cuanto me pertenece conforme te agrade.
Bendíceme oh Madre mía y con tu poderosa intercesión fortalece mi flaqueza,
a fin de que, sirviéndote fielmente en esta vida, pueda alabarte, amarte y darte gracias en la vida eterna.
¡Oh Madre, Madre del Perpetuo Socorro, ruega por mí!
¡Seas amada, seas alabada, seas invocada, seas eternamente bendita!
¡Oh Virgen del Perpetuo Socorro: Mi esperanza, mi amor, mi madre, mi refugio!
Amén.