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Novena de la Anunciación – octavo día – Amén Comunicaciones

Novena de la Anunciación de la Virgen María

octavo día

novena nuestra señora de la anunciación - día octavo

Iniciamos

Por la señal de la Santa Cruz,
De nuestros enemigos,
Líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre
Y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición

Señor, mi Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo, en quien espero, a quien amo y estimo más que todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, por ser Vos quien sois, bondad infinita, y ayudado de vuestra gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oracion incial

Te saludamos con el Ángel: Llena de gracia. El Señor está contigo.

Te saludamos con Isabel:
¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¡Feliz porque has creído a las promesas divinas!

Te saludamos con las palabras del Evangelio:
Feliz porque has escuchado la Palabra de Dios y la has cumplido.

¡Tú eres la llena de gracia!
Te alabamos, Hija predilecta del Padre.

Te bendecimos, Madre del Verbo divino.
Te veneramos, Sagrario del Espíritu Santo.
Te invocamos; Madre y Modelo de toda la Iglesia.
Te contemplamos, imagen realizada de
las esperanzas de toda la humanidad.

¡El Señor está contigo!
Tú eres la Virgen de la Anunciación, el Sí de la humanidad entera al misterio de la salvación.

Tú eres la Hija de Sión y el Arca de la nueva Alianza en el misterio de la visitación. Tú eres la Madre de Jesús, nacido en Belén, la que lo mostraste a los sencillos pastores y a los sabios de Oriente.

Tú eres la Madre que ofrece a su Hijo en el templo, lo acompaña hasta Egipto, lo conduce a Nazaret. Virgen de los caminos de Jesús, de la vida oculta y del milagro de Caná.

Madre Dolorosa del Calvario y Virgen gozosa de la Resurrección.

Tú eres la Madre de los discípulos de Jesús en la espera y en el gozo de Pentecostés.
Bendita…
porque creíste en la Palabra del Señor,
porque esperaste en sus promesas,
porque fuiste perfecta en el amor.

Bendita por tu caridad premurosa con Isabel,
por tu bondad materna en Belén,
por tu fortaleza en la persecución,
por tu perseverancia en la búsqueda de Jesús en el templo,
por tu vida sencilla en Nazaret,
por tu intercesión en Cana,
por tu presencia maternal junto a la cruz,
por tu fidelidad en la espera de la resurrección,
por tu oración asidua en Pentecostés.

Bendita eres por la gloria de tu Asunción a los cielos,
por tu maternal protección sobre la Iglesia,
por tu constante intercesión por toda la humanidad.

Día octavo

¡Bienaventurados los que creen y guardan la Palabra de Dios!
Lucas 11, 27-28

Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y dijo: «Feliz el seno que Te llevó y los pechos que Te amamantaron»

Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios
y la ponen en práctica.»

Reflexíón

¿Qué es la Fe?

María fue la mujer de Fe, la orante que escucho la palabra de Dios y la acogió
Y dio testimonio de fidelidad y obediencia desde su SI en la Anunciación,
hasta su SI, en la crucifixión del Gólgota,.

¡La Fe es un don de Dios, que hay que pedir, alimentar y fortalecer!

¿Pero que es la fe?

¡La fe, alcanza lo que te parece, son imposibles humanos!
¡La Fe, es la luz interior, que te ilumina en la oscuridad!
¡La Fe, es la medicina sanadora, cuando estas enfermo y herido!
¡La Fe, genera temple en el alma, más allá del miedo y la duda!
¡La Fe, vivifica y renueva el horizonte de la vida!
¡La Fe, es luz que guía el camino de la existencia!
¡La Fe ,es seguro camino de alegría, gozo interior!
¡La Fe, es total Abandono y Confianza en Dios!

¡Nuestra Señora de la Anunciación, ruega por nosotros!

Gozos

Tú eres virgen sencilla y humilde, que acogiste con fe y con amor a tu Dios,
que venía a encarnarse en el pueblo, que espera su salvación.

Te aclamamos oh María, Madre de la Anunciación.

A Gabriel asombrada dijiste: “Soy la sierva, la esclava de Dios, que se cumplan en mi tus palabras, yo bendigo, yo acato tu voz”

Te aclamamos oh María, Madre de la Anunciación

Dios te salvó, María, te llenó de su fuerza complaciente; como el fuego del sol llena la aurora, como el agua la fuente.

Te aclamamos oh María, Madre de la Anunciación

Con razón es honrada, con especial culto por la Iglesia; ya desde los tiempos más antiguos… es honrada con el título de madre de Dios, a cuyo amparo los fieles en todos sus peligros y necesidades acuden con sus súplicas.

Te aclamamos oh María, Madre de la Anunciación

En María la unión con Dios llegó a la consumación de la unidad; contemplemos este perfecto modelo y aprendamos de nuestra purísima madre, lo que necesita nuestra alma, lo que Jesús nos pide, lo que la caridad exige en la cotidianidad.

Te aclamamos oh María, Madre de la Anunciación

(Hacemos un momento de silencio Para pedir la gracia que imploramos)

PadreNuestro…

Tres Ave Marias…

Gloria…

Invocaciones

Sea bendito, oh María, aquel saludo celeste, que dio al anunciarte el ángel de Dios. ¡Ave María!
Sea bendita, oh María, aquella gracia sublime, de la que plena te predicó el ángel de Dios. ¡Ave María!
Sea bendito, oh María, aquel anuncio feliz, que desde el cielo te trajo el ángel de Dios. ¡Ave María!
Sea bendita, oh María, aquella profunda humildad, con la que te declaraste Esclava de Dios. ¡Ave María!
Sea bendita, oh María, aquella perfecta resignación, con la que te subyugaste a la voluntad de Dios. ¡Ave María!
Sea bendita, oh María, aquella angélica pureza, con que recibiste en tu vientre al Verbo de Dios. ¡Ave María!
Sea bendito, oh María, aquel bienaventurado momento, en el que de tu carne vestiste al Hijo de Dios. ¡Ave María!
Sea bendito, oh María, aquel afortunado instante, en el que te convertiste en madre del Hijo de Dios. ¡Ave María!
Sea bendito, oh María, aquel afortunado momento, en que comenzó la humana salud con la Encarnación del Hijo de Dios. ¡Ave María!

Oración final

Madre Berenice

Madre y Reina de la anunciación, a tu corazón de madre entrego mi Alma, mis pensamientos, recuerdos, imaginaciones, deseos y temores.

Recibe mi corazón para que sea un solo palpitar con el vuestro, mi cuerpo con sus sentidos; quiero mirarte Madre con gratitud.

Te entrego mi lengua, que en cada frase que pronuncie, repita: «Soy todo tuyo».
Quiero pedirte más amor para el Santo Padre, para la Iglesia y para todos mis hermanos. Madre Bondadosa, desde hoy quiero vivir contigo, que tu dirijas mis pasos y deseos y para eso, al empezar una acción me diré: ¿Cómo lo haría María?. Te entrego mi vida espiritual, que sea un sólo vivir en el amor del Espíritu Santo, para todos mis hermanos.

Así sea.

También puedes escuchar la novena haciendo clic aquí