Novena Asunción de la Virgen María
Iniciamos:
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Intención
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima Madre de los hombres!
La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra,
y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias.
Alcánzanos la salud del cuerpo y la serenidad del espíritu,
La paz en la familia y la suficiencia de medios para la vida,
Así como un amor sincero hacia tu divino hijo.
Oh Virgen María en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia;
óyenos, oh plácida y dulce Madre, y, si nos conviene para el bien de nuestra alma,
concédenos la gracia que te pedimos en esta novena.
(Dejamos un momento de silencio para hacer la petición…)
¡Oh Virgen, que superas toda alabanza!
Todo lo que tú quieres, lo puedes ante Dios, de quien eres Madre;
y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor
y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños
ante tu Hijo altísimo y redentor;
a tu nombre se abren las puertas del cielo y se glorifica tu alma
Ayúdanos en esta intención y ruega por nosotros, oh Reina Asunta al Cielo,
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Amén.
Día sexto
María asunta al Cielo es modelo de la fe que sabe esperar
El papa san Juan Pablo II expresó:
¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45). Estas palabras se aplican bien a María, la Virgen del fiat, que con su disponibilidad total abrió las puertas al Salvador del mundo.
Grande y heroica fue la obediencia de su fe; precisamente a través de esta fe María se unió perfectamente a Cristo, en la muerte y en la gloria. Al contemplar a María se refuerza también en nosotros la fe en lo que esperamos, y al mismo tiempo comprendemos mejor el sentido y el valor de la peregrinación en esta tierra.
(Papa Juan Pablo II, Ángelus 15 de agosto, 2002).
Oración
Madre mía, bella María!
que en tus brazos acunarías,
al Sol que iluminaría nuestras pobres vidas.
Oh, María! cuyos ojos mirarían
con dulzura infinita al Niño que padecería
y nos redimiría en la Cruz un día.
Haz que seamos hombres y mujeres de Fe
y podemos abrir nuestro corazón al redentor,
Diciendo si al Señor, como tú lo hiciste, con
Tu disponibilidad y entrega.
Amén.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Gozos
Virgen María madre de Dios a tus pies nos dirigimos,
pues nos queremos poner bajo tu amparo divino.
Venimos, Madre, a besar las estrellas de tu manto,
poner flores en tu altar y cantarte nuestro canto.
¡Oh Virgen de la Asunción! celebramos tu día,
que subiste a los cielos ¡quién fuera tu compañía.
Cuando subiste al cielo en cuerpo y alma inmortal,
te coronó con anhelo nuestro Padre Celestial.
¡Oh Virgen de la Asunción! hermosísima paloma,
Tú eres la más blanca y pura y por eso Dios te corona.
¡Oh Virgen de la Asunción! mancha ninguna hay en ti,
los ángeles te veneran y te adora el querubín.
Ángeles y Serafines te aclaman en alta voz,
batiendo alegres las alas junto al trono del Señor.
Eres Virgen sin mancilla eres Madre sin igual,
como una blanca paloma mensajera de la paz.
Hoy en nuestros corazones un altar levantaremos,
y en el medio, Madre mía, a ti te colocaremos.
No cesará nuestra lengua de cantarte noche y día
y de ensalzarte las glorias ¡Oh dulce virgen María!
Por tu sublime Asunción te pedimos, Madre amada,
que nos libres de la guerra que tantos estragos causa.
A ti Madre Inmaculada te pedimos en medio del dolor
Por los presos y soldados por la paz en la tierra del Señor
Virgen de la Concepción dadnos tu gracia y tu luz,
para poder conservar la pureza y la virtud.
Te pedimos Madre mía que los blasfemos se acaben,
y vengan arrepentidos con humildad a ensalzarte.
Sálvanos, Virgen María, salva a este pueblo cristiano,
te lo pedimos con fe, seguros de nuestro amparo.
Nos despedimos de ti Con la fuerza del amor
cúbrenos con vuestro manto y danos tu bendición.
Oración final.
Señor Dios nuestro, imploramos vuestra misericordia para que, cuantos celebramos la Asunción de la madre de Dios al cielo, nos veamos libres por su intercesión, de todos los males que nos agobian. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
Amén
Amén.