Novena Asunción de la Virgen María
Iniciamos:
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Intención
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima Madre de los hombres!
La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra,
y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias.
Alcánzanos la salud del cuerpo y la serenidad del espíritu,
La paz en la familia y la suficiencia de medios para la vida,
Así como un amor sincero hacia tu divino hijo.
Oh Virgen María en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia;
óyenos, oh plácida y dulce Madre, y, si nos conviene para el bien de nuestra alma,
concédenos la gracia que te pedimos en esta novena.
(Dejamos un momento de silencio para hacer la petición…)
¡Oh Virgen, que superas toda alabanza!
Todo lo que tú quieres, lo puedes ante Dios, de quien eres Madre;
y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor
y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños
ante tu Hijo altísimo y redentor;
a tu nombre se abren las puertas del cielo y se glorifica tu alma
Ayúdanos en esta intención y ruega por nosotros, oh Reina Asunta al Cielo,
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Amén.
Día primero
La Asunción de María es dogma de fe
Juan Pablo II afirma:
«El consentimiento universal del Magisterio ordinario de la Iglesia proporciona un argumento cierto y sólido para probar que la asunción corporal de la santísima Virgen María al cielo (…) es una verdad revelada por Dios y, por tanto, debe ser creída firme y fielmente por todos los hijos de la Iglesia» (AAS 42 [1950], 757).
La definición del dogma, de acuerdo con la fe universal del pueblo de Dios, excluye definitivamente toda duda y exige la adhesión expresa de todos los cristianos.
(Papa Juan Pablo II – Audiencia General 2 julio de 1997)
Oración
Oh, María sin pecado concebida.
La más Preciosa Virgen,
Reina de las Maravillas.
Regálame en este día,
hacerme pequeñito,
y siempre ser tu verdadero hijo,
para llegar algún día al Dios de la Vida.
Amén.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Gozos
Virgen María madre de Dios a tus pies nos dirigimos,
pues nos queremos poner bajo tu amparo divino.
Venimos, Madre, a besar las estrellas de tu manto,
poner flores en tu altar y cantarte nuestro canto.
¡Oh Virgen de la Asunción! celebramos tu día,
que subiste a los cielos ¡quién fuera tu compañía.
Cuando subiste al cielo en cuerpo y alma inmortal,
te coronó con anhelo nuestro Padre Celestial.
¡Oh Virgen de la Asunción! hermosísima paloma,
Tú eres la más blanca y pura y por eso Dios te corona.
¡Oh Virgen de la Asunción! mancha ninguna hay en ti,
los ángeles te veneran y te adora el querubín.
Ángeles y Serafines te aclaman en alta voz,
batiendo alegres las alas junto al trono del Señor.
Eres Virgen sin mancilla eres Madre sin igual,
como una blanca paloma mensajera de la paz.
Hoy en nuestros corazones un altar levantaremos,
y en el medio, Madre mía, a ti te colocaremos.
No cesará nuestra lengua de cantarte noche y día
y de ensalzarte las glorias ¡Oh dulce virgen María!
Por tu sublime Asunción te pedimos, Madre amada,
que nos libres de la guerra que tantos estragos causa.
A ti Madre Inmaculada te pedimos en medio del dolor
Por los presos y soldados por la paz en la tierra del Señor
Virgen de la Concepción dadnos tu gracia y tu luz,
para poder conservar la pureza y la virtud.
Te pedimos Madre mía que los blasfemos se acaben,
y vengan arrepentidos con humildad a ensalzarte.
Sálvanos, Virgen María, salva a este pueblo cristiano,
te lo pedimos con fe, seguros de nuestro amparo.
Nos despedimos de ti Con la fuerza del amor
cúbrenos con vuestro manto y danos tu bendición.
Oración final.
Señor Dios nuestro, imploramos vuestra misericordia para que, cuantos celebramos la Asunción de la madre de Dios al cielo, nos veamos libres por su intercesión, de todos los males que nos agobian. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
Amén
Amén.