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Novena al Inmaculado Corazón de María I séptimo día

Novena al Inmaculado Corazón de María

Novena Sagrado Corazón de Jesús - día 7

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Amén

Acto de contrición 

Jesús, mi Señor y Redentor:
Yo me arrepiento de todos los pecados
Que he cometido hasta hoy,
Y me pesa de todo corazón,
Porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar,
Y confió en que, por tu infinita misericordia,
Me has de conceder el perdón de mis culpas
Y me has de llevar a la vida eterna.
Amén

Consagración al Inmaculado Corazón de María

Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios».
Oh, Madre de los hombres y de los pueblos,
Tú qué sabes los sufrimientos que afligen a la humanidad.
Tú que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que invaden las naciones.
Acoge la súplica que a ti te elevamos.
Acompaña con el amor de Madre al mundo, que ponemos bajo tu amparo y te lo consagramos.
Escucha nuestra humilde oración,
Abraza con amor a nuestra familia,
a la iglesia, a las naciones y al mundo entero.
Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.
Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.
Tú, “Reina del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.
Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.
Despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar
Reina de la familia, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.
Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.
Líbranos del hambre y de la enfermedad,
Líbranos de la esclavitud del pecado, que nos lleva al egoísmo, la avaricia, la prepotencia, la lujuria, la envidia y la división
Líbranos de las maledicencias
Tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, y que puede levantarnos de nuestras fragilidades
Que a través de ti, la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la unidad vuelva a marcar nuestras jornadas.
María vuelve a traernos la armonía de Dios.
Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones.
Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión.
Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de amor y comprensión.
Ilumínanos con la luz del Señor, y ayúdanos a alcanzar la eterna salvación.
Amén.

Día 7:

Honrar el Inmaculado Corazón de María

El Inmaculado Corazón de María, es el camino más rápido y seguro para llegar a Jesús.

Honrar  el Inmaculado Corazón de María es honrar a la Madre de Dios y madre nuestra, quien esta que está llena del Espíritu Santo.

Honrar el Inmaculado corazón de María es aceptar su presencia amorosa en nuestras vidas

San Antonio Mª Claret dirá:

“Bienaventurado el que invoca a María Santísima, el que se dirige con confianza al Inmaculado Corazón de María, porque obtendrá el perdón de los pecados, la gracia y, al fin, la gloria del Cielo”.

Hacemos un momento de silencio, oramos por las familias y por las necesidades personales de los que hacemos esta novena.

Dios te salve María
Santa María
Gloria

Oración final

¡Oh dulce Corazón de María!,
El más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús,
Trono de la misericordia en favor de los pobres pecadores;
Yo reconociéndome necesitado, acudo a ti,
a quien el Señor ha puesto todo el tesoro de sus bondades.
Confiado estoy de ser socorrido por ti.

Virgen María eres mi refugio, mi amparo, mi esperanza;
por esto te digo y te diré en todos mis apuros y peligros:
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía!

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza,
o la espina de la tribulación llegue a mi alma,
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía!

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones me persigan
con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía!

En la hora de mi muerte, en aquel momento difícil,
cuando se aumenten las angustias de mi alma
y llegue el ataque del enemigo en mi último suspiro
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente
ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda mi vida,
venid a defenderla y a ampararla. y entonces; ahora y siempre, diré
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía!

También puedes escuchar la novena haciendo clic aquí