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Novena a la Virgen del Rosario I quinto día I Amén Comunicaciones

Novena a la Virgen del Rosario

Novena Virgen de Rosario - quinto día- amen comunicaciones

Iniciamos

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos
líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición

Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón,
porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén

Oración Inicial

¡Oh Clementísima Virgen!
¡Oh Tiernísima Madre!
¡Oh Dulcísimo María, consuelo y refugio de los pecadores, abogada de los mortales y mediadora entre Dios y los hombres!
¡Oh Blanca Paloma, que, llevando el ramo de la más frondosa oliva, anunciaste la paz a éste, nuestro triste valle!

¡Oh Piadosísima intercesora que, viendo el mundo relajado, revelaste a tu querido hijo santo Domingo, el más oportuno remedio, firme alcázar y seguro asilo del Santísimo Rosario!

Concédenos, Benignísima Madre, que, por los méritos y eficacia de tan querida y saludable devoción, nos dispongamos a vivir siempre en la amistad y en la gracia de Nuestro Dios y Señor y a experimentar la ternura de sus paternales brazos. Y así, poder oír un día aquella dichosa bendición: “venid, benditos de mi Padre a recibir el Reino”, venid benditos de mi Madre a contemplar las delicias de su hermoso rostro y gozar de las ternuras de su dulce pecho en la eterna buenaventura.
Amén.

(Hacer un momento de Silencio para hacer la petición)

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos, y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Día quinto

Qué dicen los Santos del Rosario
“Familia que reza unida permanece unida”
Padre Patrick Peyton, Fundador de la Cruzada del Rosario Familiar

Explicación de los Misterios de Gozo

Los «misterios gozosos», se caracterizan por la alegría que produce el acontecimiento de la encarnación.

El regocijo se percibe en la escena del encuentro con Isabel, dónde la voz misma de María y la presencia de Cristo en su seno hacen «saltar de alegría» a Juan (cf. Lc 1, 44).

Repleta de gozo es la escena de Belén, donde el nacimiento del divino Niño, el Salvador del mundo, es cantado por los ángeles y anunciado a los pastores como «una gran alegría» (Lc 2, 10).

María nos ayuda a aprender el secreto de la alegría cristiana, recordándonos que el cristianismo es ante todo evangelion, ‘buena noticia’, que tiene su centro o, mejor dicho, su contenido mismo, en la persona de Cristo, el Verbo hecho carne, único Salvador del mundo.
Rosarium Virginis Mariae

Oramos…

Un Padre nuestro
Un Dios te salve María
Un Gloria

Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve, a ti clamamos lo desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

¡Ea!, pues, Señor, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

También puedes escuchar la novena haciendo clic aquí