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Novena a la Divina Misericordia I tercer día I Amén Comunicaciones

Novena a la Divina Misericordia

Novena a la Divina Misericordia - dia tercer - amen comunicaciones

¡Jesús, son impenetrables las maravillas de tu misericordia, no alcanza a sondearlas ni el pecador, ni el justo; miras a todos con compasión, y atraes a todos a tu amor!
Santa Faustina Kowalska

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador,
te encomendamos hoy el destino del mundo y de todos los hombres.

Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad;
derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra
experimenten tu misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.

Padre eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”
Papa Juan Pablo II

DIA 3

HISTORIA DE LA DEVOCIÓN:

Veneración de la imagen de Jesús Misericordioso
Jesús le pidió a Santa Faustina dar a conocer la Misericordia divina a través de una imagen con la inscripción “Jesús en TI confío” “y dijo:
“Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá”
También prometo, aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte.
Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo deber ser la Fiesta de la Misericordia.
Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras.
Que el pecador no tenga miedo de acercarse a mí.

MEDITEMOS LAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO:

“La Misericordia es el camino de la salvación, para cada uno de nosotros y para el mundo entero”
“Es el Evangelio de Jesucristo muerto y resucitado, que nos da la Misericordia del Padre.
Abramos nuestro corazón a él, diciendo con fe: “Jesús en ti, confío”

MENSAJE DE SANTA FAUSTINA KOWALSKA (DIARIO DE LA DIVINA MISERICORDIA No. 247)

Oh Jesús, Amigo del Corazón solitario, tú eres mi puerto, tú eres mi paz, tú eres mi única salvación.
Tú eres la serenidad en los momentos de lucha y en el mar de dudas.
Tú eres el rayo brillante que ilumina el sendero de mi vida.
Tú eres todo para el alma solitaria.
Tú comprendes al alma, aunque ella permanezca callada.
Tú conoces nuestras debilidades y como un buen médico, consuelas y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un buen experto.

OREMOS POR LOS FIELES

Padre eterno, mira con misericordia a las almas que confían en ti, viven según tu palabra, oran y actúan como tú.
Rodéalos con tu protección constante para que no se desanimen, para que no pierdan el amor y el tesoro de la fe, para que continúen por el camino del Señor y no los dejes caer en la tentación y las ideologías del mundo que alejan de la verdadera misión de la vida.

Hacemos la petición…

«Por Su Dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.» (10 VECES)

ORACIÓN FINAL

De nuevo aquí me tienes Jesús mío, confuso y humillado ante tu altar, sin saber qué decirte ni que hablarte, ansioso solamente de llorar; vengo del mundo, vengo del combate, cansado de sufrir y de luchar.

Traigo el alma llena de tristezas y hambriento el corazón de soledad, de esa soledad dulce, divina, que alegra tu presencia celestial, donde el alma tan solo con mirarte, te dice lo que quiere sin hablar; mis miserias Señor aquí me traen, mírame con ojos de piedad.

Soy el mismo de siempre dueño mío, un abismo infinito de maldad, un triste pecador siempre caído, que llora desolado su orfandad y gime bajo el peso de sus culpas y ansía recobrar su libertad.

Soy un alma sedienta de ventura, un corazón que muere por amar y abrazarse en la llama inextinguible del fuego de tu eterna caridad.

Concédeme Señor que a ti me acerque, permite que tus pies llegue a besar, déjame que los riegue con mi llanto y sacie en ellos mi ardoroso afán

!Oh Dios! qué bien se está aquí mi dueño amado, ante las gradas de tu santo altar, bebiendo de la fuente de agua viva, que brota de tu pecho sin cesar.

Quien pudiera vivir eternamente, en aquella divina soledad, gozando de tu amor y tu hermosura, en un éxtasis dulcísimo de paz.

Amén.

También puedes escuchar la novena haciendo clic aquí