Novena a la Divina Misericordia
¡Jesús, son impenetrables las maravillas de tu misericordia, no alcanza a sondearlas ni el pecador, ni el justo; miras a todos con compasión, y atraes a todos a tu amor!
Santa Faustina Kowalska
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador,
te encomendamos hoy el destino del mundo y de todos los hombres.
Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad;
derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra
experimenten tu misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.
Padre eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”
Papa Juan Pablo II
DIA 6
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN:
Fiesta de la Divina Misericordia
Entre todas las formas de la devoción a la Divina Misericordia reveladas por el Señor Jesús a Santa Faustina, él le dijo:
“Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia”.
Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia”
“Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre aquellas almas que se acercan al manantial de Mi misericordia”.
MEDITEMOS LAS PALABRAS DEL PAPA JUAN PABLO II
Nada necesita el hombre tanto como la Divina Misericordia: Ese amor que quiere bien, que compadece, que eleva al hombre por encima de su debilidad, hacia las infinitas alturas de la santidad de Dios.
MENSAJE DE SANTA FAUSTINA KOWALSKA (DIARIO DE LA DIVINA MISERICORDIA No. 367)
“Mi Corazón está colmado de gran misericordia para las almas, y especialmente para los pobres pecadores.
Oh si pudieran comprender que yo soy para ellas el mejor Padre y que para ellas de mi corazón ha brotado la Sangre y el Agua como de una fuente desbordante de misericordia”.
OREMOS POR LOS HUMILDES DE CORAZÓN
Jesús de la Divina Misericordia, derrama abundantes gracias sobre los corazones mansos y humildes, que saben reconocer su pequeñez y debilidad.
La humildad implica saber que no siempre tengo la razón y que también me equivoco.
Es sentirse pequeño frente a la grandeza y la gloria de Dios, es vivir con respeto y compresión hacia los demás y saberse amado por el Señor.
Hacemos la petición…
«Por Su Dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.» (10 VECES)
ORACIÓN FINAL
De nuevo aquí me tienes Jesús mío, confuso y humillado ante tu altar, sin saber qué decirte ni que hablarte, ansioso solamente de llorar; vengo del mundo, vengo del combate, cansado de sufrir y de luchar.
Traigo el alma llena de tristezas y hambriento el corazón de soledad, de esa soledad dulce, divina, que alegra tu presencia celestial, donde el alma tan solo con mirarte, te dice lo que quiere sin hablar; mis miserias Señor aquí me traen, mírame con ojos de piedad.
Soy el mismo de siempre dueño mío, un abismo infinito de maldad, un triste pecador siempre caído, que llora desolado su orfandad y gime bajo el peso de sus culpas y ansía recobrar su libertad.
Soy un alma sedienta de ventura, un corazón que muere por amar y abrazarse en la llama inextinguible del fuego de tu eterna caridad.
Concédeme Señor que a ti me acerque, permite que tus pies llegue a besar, déjame que los riegue con mi llanto y sacie en ellos mi ardoroso afán
!Oh Dios! qué bien se está aquí mi dueño amado, ante las gradas de tu santo altar, bebiendo de la fuente de agua viva, que brota de tu pecho sin cesar.
Quien pudiera vivir eternamente, en aquella divina soledad, gozando de tu amor y tu hermosura, en un éxtasis dulcísimo de paz.
Amén.
