Novena a la Divina Misericordia
¡Jesús, son impenetrables las maravillas de tu misericordia, no alcanza a sondearlas ni el pecador, ni el justo; miras a todos con compasión, y atraes a todos a tu amor!
Santa Faustina Kowalska
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador,
te encomendamos hoy el destino del mundo y de todos los hombres.
Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad;
derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra
experimenten tu misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.
Padre eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”
Papa Juan Pablo II
DIA 8
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN:
Propagación de la Devoción de la Coronilla a la Divina Misericordia
El mayor desarrollo de la propagación de la Coronilla, fue después de la muerte de santa Faustina.
El padre Miguel Sopocko, confesor de Santa Faustina, logró la impresión de la Coronilla, de la novena y de las letanías extraídas del diario de santa Faustina y las publicó en un libro con el título “Cristo Rey de Misericordia”
El padre Andrasz, sacerdote jesuita director espiritual de santa Faustina, publicó otro libro llamado: “Misericordia Divina, en Vos Confiamos”
Hoy la Coronilla de la Divina Misericordia es la Oración más conocida y rezada por los católicos en todo el mundo.
MEDITEMOS LAS PALABRAS DEL PAPA BENEDICTO XVI
Es la Misericordia la que nos mueve hacia DIOS, la que nos lleva a profesarla, entregando lo mejor de nuestro corazón al servicio de los demás.
Donde hay misericordia termina la crueldad, el mal y la violencia”
MENSAJE DE SANTA FAUSTINA KOWALSKA (DIARIO DE LA DIVINA MISERICORDIA No.163)
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.
OREMOS POR LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR
Todos somos pecadores, pero el Señor, que es rico en misericordia, abre ante nosotros una vía de libertad y de salvación, que es la posibilidad de vivir el mandamiento del amor, dejándonos guiar por el corazón de Jesús Resucitado.
Liberémonos de la apatía, de la indiferencia y del odio que tanto daño nos hace.
Vivamos mejor y con más paz.
Hacemos la petición…
«Por Su Dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.» (10 VECES)
ORACIÓN FINAL
De nuevo aquí me tienes Jesús mío, confuso y humillado ante tu altar, sin saber qué decirte ni que hablarte, ansioso solamente de llorar; vengo del mundo, vengo del combate, cansado de sufrir y de luchar.
Traigo el alma llena de tristezas y hambriento el corazón de soledad, de esa soledad dulce, divina, que alegra tu presencia celestial, donde el alma tan solo con mirarte, te dice lo que quiere sin hablar; mis miserias Señor aquí me traen, mírame con ojos de piedad.
Soy el mismo de siempre dueño mío, un abismo infinito de maldad, un triste pecador siempre caído, que llora desolado su orfandad y gime bajo el peso de sus culpas y ansía recobrar su libertad.
Soy un alma sedienta de ventura, un corazón que muere por amar y abrazarse en la llama inextinguible del fuego de tu eterna caridad.
Concédeme Señor que a ti me acerque, permite que tus pies llegue a besar, déjame que los riegue con mi llanto y sacie en ellos mi ardoroso afán
!Oh Dios! qué bien se está aquí mi dueño amado, ante las gradas de tu santo altar, bebiendo de la fuente de agua viva, que brota de tu pecho sin cesar.
Quien pudiera vivir eternamente, en aquella divina soledad, gozando de tu amor y tu hermosura, en un éxtasis dulcísimo de paz.
Amén.