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Evangelio del día I Amén Comunicaciones I jueves 20 enero 2022

Palabra del día

Medita con las lecturas y la reflexión del Santo Evangelio

Del primer libro de Samuel 18,6-9; 19,1-7:

Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas.

Y cantaban a coro esta copla: «Saúl mató a mil, David a diez mil». A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido: – ¡Diez mil a David, y a mí mil! ¡Ya sólo le falta ser rey!

Y a partir de aquel día Saúl le tomó ojeriza a David. Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David.

Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David y le avisó: -Mi padre Saúl te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro yo saldré e iré al lado de mi padre, al campo donde tú estés; le hablaré de ti y, si saco algo en limpio, te lo comunicaré.

Así pues, Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David: – ¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido, y lo que él hace es en tu provecho: se jugó la vida cuando mató al filisteo y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo! Saúl hizo caso a Jonatán y juró: – ¡Vive Dios, no morirá! Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó donde Saúl y David siguió en palacio como antes.

Palabra de Dios, te alabamos Señor.

Salmo (56) 55,2-3.9-10.11-12.13:

En Dios confío y no temo.

Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos, me atacan en masa.
En Dios confío y no temo.

Anota en tu libro mi vida errante, recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco y así sabré que eres mi Dios.
En Dios confío y no temo.

En Dios, cuya promesa alabo, en el Señor, cuya promesa alabo, en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un hombre?
En Dios confío y no temo.

Te debo, Dios mío, los votos que hice;
los cumpliré con acción de gracias.
En Dios confío y no temo.

Del santo Evangelio según san Marcos 3,7-12:

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía , acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío.

Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante Él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero Él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.