Inicio / Crece en la fe / Evangelio de hoy - sábado 20 julio 2024
Generic filters

Filtro

Evangelio de hoy – sábado 20 julio 2024

Medita con las lecturas y la reflexión del Santo Evangelio de hoy 20 julio 2024

Escucha el Evangelio del día 20 julio

Lectura del día de hoy

Mi 2,1-5:

Ay de los que meditan maldades, traman iniquidades en sus camas; al amanecer las cumplen, porque tienen el poder.

Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas: oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.

Por eso, dice el Señor: Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia.

No lograréis apartar el cuello de ella; no podréis caminar erguidos, porque será un tiempo calamitoso.

Aquel día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: han acabado con nosotros; venden la heredad de mi pueblo; nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra.

Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.

Salmo del día de hoy

Salmo 10,1-2.3-4.7-8.14:

No te olvides de los humildes, Señor.

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
No hay Dios que me pida cuentas.

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho,
para matar a escondidas al inocente.

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.

Evangelio del día de hoy

Mt 12,14-21:

En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús.

Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron.

Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.

Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto.

Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones.

No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones».