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Evangelio de hoy – sábado 2 noviembre 2024

Medita con las lecturas y la reflexión del Santo Evangelio de hoy 2 noviembre 2024

Escucha el Evangelio del día 2 noviembre

Lectura del día de hoy

Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 17-26

Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor». Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello, y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en Él. El Señor es bueno para los que en Él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor

Salmo del día de hoy

Salmo 102, 8 y 10. 13-14. 15-16. 17-18

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; porque Él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como la flor del campo, que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Evangelio del día de hoy

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 23, 44-46. 50. 52-53

Era alrededor del mediodía. El sol dejó de brillar, y se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, con voz potente, dijo: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y dicho esto expiró.

Llegó entonces un miembro del sanedrín, llamado José, hombre recto y justo, y fue a ver a Pilato para pedirle el Cuerpo de Jesús. Y después de bajarlo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado.

Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.