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Evangelio de hoy – sábado 11 marzo 2023

Medita con las lecturas y la reflexión del Santo Evangelio de hoy 11 marzo

Escucha el Evangelio del día 11 marzo

Lectura del día de hoy

Lectura del libro de Miqueas 7, 14-15.18-20: 

Pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que habitan apartadas en la maleza, en medio del Carmelo.

Pastarán en Basán y Galaad como en tiempos antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios.

¿Qué Dios hay como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad?

No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos.

Serás fiel a Jacob, compasivo con Abrahán, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos.

Salmo del día de hoy

Salmo 102,

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
El Señor es compasivo y misericordioso.

No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Evangelio del día de hoy

Del evangelio según san Lucas 15,1-3.11-32: 

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publica-nos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:

– «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»

Jesús les dijo esta parábola:

– «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.» El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: «Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.» Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.» Pero el padre dijo a sus criados: «Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.» Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: «Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud * » Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: «Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.» El padre le dijo: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.»