Medita con las lecturas y la reflexión del Santo Evangelio de hoy 17 julio 2024
Escucha el Evangelio del día 17 julio
Lectura del día de hoy
Is 10,5-7.13-16:
Así dice el Señor:
¡Ay Asur, vara de mi ira, bastón de mi furor!
Contra una nación impía lo envié, lo mandé contra el pueblo de mi cólera, para entrarlo a saco y despojarlo, para hollarlo como barro de las calles.
Pero él no pensaba así, no eran éstos los planes de su corazón; su propósito era aniquilar, exterminar naciones numerosas.
Él decía:
-Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque soy inteligente.
Cambié las fronteras de las naciones, saqueé sus tesoros y derribé como un héroe a sus jefes.
Mi mano cogió, como un nido, las riquezas de los pueblos; como quien recoge huevos abandonados, cogí toda su tierra; y no hubo quien batiese las alas, quien abriese el pico para piar.
-¿Se envanece el hacha contra quien la blande?
¿Se gloría la sierra contra quien la maneja?
Como si el bastón manejase a quien lo levanta, como si la vara alzase a quien no es leño.
Por eso, el Señor de los Ejércitos meterá enfermedad en su gordura; y debajo del hígado le encenderá una fiebre, como incendio de fuego.
Salmo del día de hoy
Salmo (94) 93,5-6.7-8.9-10.14-15:
El Señor no rechaza a su pueblo.
Trituran, Señor, a tu pueblo, oprimen a tu heredad; asesinan a viudas y forasteros,
degüellan a los huérfanos.
Y comentan: Dios no lo ve, el Dios de Jacob no se entera.
Enteraos, los más necios del pueblo, ignorantes, ¿cuándo discurriréis?
El que plantó el oído, ¿no va a oír?
El que formó el ojo, ¿no va a ver?
El que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?
El que instruye al hombre, ¿no va a saber?
Porque el Señor no rechaza a su pueblo, ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho, y un porvenir, los rectos de corazón.
Evangelio del día de hoy
Mt 11,25-27:
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
-Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.