Medita con las lecturas y la reflexión del Santo Evangelio de hoy 23 de octubre
Escucha el Evangelio del día 23 de octubre
Lectura del día de hoy
Rm 4,20-25: Está escrito también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en él.
Hermanos:
Ante la promesa de Dios, Abrahán no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe por la gloria dada a Dios al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le fue computado como justicia.
Y no sólo por él está escrito: «le fue computado», sino también por nosotros a quienes se computará si creemos en el que resucitó de entre los muertos, nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
Salmo del día de hoy
Salmo: Lc 1,69-75: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo; según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su alianza.
Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Evagelio del día de hoy
Lc 12,13-21: Lo que has acumulado, ¿de quién será?
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
El le contestó:
Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?
Y dijo a la gente:
Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola:
Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.
Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida».
Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?»
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.