Medita con las lecturas y la reflexión del Santo Evangelio de hoy 11 septiembre
Escucha el Evangelio del día 11 septiembre
Lectura del día de hoy
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 1,24-2,3:
Hermanos:
Me alegro de sufrir por vosotros:
así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo.
Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este misterio
encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida cristiana:
ésta es mi tarea, en la que lucho denodadamente con la fuerza poderosa que él me da.
Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y los de La odisea, y por todos los que no me conocen personalmente.
Busco que tengan ánimos y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da el comprender y que capten el misterio de Dios.
Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.
Palabra de Dios, te alabamos Señor.
Salmo del día de hoy
Salmo (62)
De Dios viene mi salvación y mi gloria.
Descansa en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar; no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria.
Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio.
De Dios viene mi salvación y mi gloria.
Evangelio del día de hoy
Del santo Evangelio según San Lucas 6,6-11:
Estaban al acecho para ver si curaba en sábado.
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar.
Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho.
Los letrados y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico:
–Levántate y ponte ahí en medio.
Él se levantó y se quedó en pie.
Jesús les dijo:
–Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre:
–Extiende el brazo.
Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido.
Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.