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Beato Miguel Rúa I Santo del día I Amén Comunicaciones

Beato Miguel Rúa

Presbítero salesiano, sucesor de don Bosco

«Salvar mi alma, es todo lo más importante»

Nació en Turín el 9 de junio de 1837. Sus padres Juan Bautista Rúa y Juana María Ferrero lo bautizaron en la iglesia de los santos Simón y Judas Tadeo.
Desde niño mostro un aspecto frágil, pero una gran fortaleza interior. A los 8 años, después de la muerte de su padre, comenzó a estudiar con los hermanos cristianos donde conoció a Don Bosco.

Miguel ingresó en el Oratorio de valdocco en 1852 y pronto se convirtió en el asistente del Padre Juan Bosco. Las palabras de este santo conmovieron su corazón: “comienzas una vida nueva, pero antes de llegar a la meta, hay que atravesar el desierto y el mar rojo, si me ayudas lo pasaremos el uno y el otro y llegaremos a la tierra prometida”

Fue el primer salesiano, y durante 37 años fue el hombre de confianza del apóstol de la juventud. Fue ordenado sacerdote el 29 de julio de 1860.
Gran devoto de la santísima virgen, teniendo la inmensa alegría de ver coronada a María Auxiliadora en la basílica de Turín.
Vivió pobremente, nunca pidió nada para sí mismo, gustaba de los últimos lugares, sobresalió por su gran bondad, y por su vida de penitencia.

Los salesianos decían: «Si alguna vez se perdiera nuestra Regla o nuestros Reglamentos, bastaría observar cómo se porta el Padre Rúa, para saber qué es lo que los demás debemos hacer»
Al morir don Bosco el 31 de enero de 1888, recibe la bendición de María Auxiliadora para él y todos los salesianos en el mundo y el encargo de continuar la obra.

Durante la gestión del Beato Padre Miguel, las obras salesianas pasaron de 64 a 341, las misiones se triplicaron, visitó varios países en Europa, Asia y África.
Murió el 6 de abril de 1910 recordando las palabras de don Bosco: “Debemos un gran amor a Jesús Sacramentado, una viva devoción a maría auxiliadora y un gran respeto a los pastores de la iglesia”
Sus ultimas palabras: “salvar mi alma, salvar mi alma, eso es todo, eso es todo”
Fue Beatificado el 29 de octubre de 1972 por el Papa Pablo VI

Enseñanzas para la vida

El Padre Miguel Rua nos confirma la importancia de acercarnos a personas que con su testimonio de vida coherente nos llevan a Dios; a ser dóciles y a dejarnos conducir y corregir las veces que sea necesario, pues aunque duela, es necesario podar ciertas actitudes en nuestra vida que nos apartan del camino de la salvación.

Nos enseña a Servir al otro con prontitud, alegría y rectitud de intención.
Estamos llamados a cumplir fielmente y con entera dedicación nuestros deberes de estado: casados o consagrados. Dios se goza en nuestras pequeñas obras hechas con amor.

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